La foto destacada de la entrada anterior corresponde al mural del Salón de los Quinientos del Palacio de la Señoría de Florencia, realizado por Giorgio Vasari en 1563. Este gran salón se construyó por encargo de Fra Giorlano Savonarola en 1495, para acoger a los quinientos miembros del Gran Consejo, entonces órgano de gobierno de la ciudad. La decoración se encargó en 1503 a Leonardo da Vinci y a Miguel Ángel. Los frescos debían representar dos grandes victorias florentinas, la batalla de Anghiari y la batalla de Cascina. Ambos artistas abandonarían Florencia dejando las pinturas inacabadas.
El fresco de la batalla de Cascina fue diseñado por Miguel Ángel, pero sólo hizo el diseño del cartón. Leonardo realizó el fresco de la batalla de Anghiari y estas pinturas pudieron ser contempladas hasta 1563, cuando Cosme I de Medici decidió encargar un nuevo mural a Vasari. Se conocen copias de la batalla de Anghiari, puesto que estas pinturas fueron muy admiradas en su tiempo. La copia más conocida es el dibujo hecho por Rubens, que corresponde a la composición llamada «Lucha por el estandarte». Se ha supuesto que las palabras «cerca, trova» que aparecen en el mural de Vasari, podrían traducirse como «busca, encuentra» y harían referencia a la existencia de estas pinturas debajo de la pared que soporta los frescos de Vasari, de modo que no fueron destruidas, sino que quedaron ocultas.
Leonardo da Vinci nació en 1452. Se formó como pintor en el taller de Verrocchio, en la ciudad de Florencia, gobernada por Lorenzo de Médici, quien impuso una frágil paz entre las potencias italianas que terminó con su muerte, en 1492. La formación multidisciplinar de Leonardo como escultor, arquitecto y pintor, se debe a Verrocchio, puesto que trabajó como herrero, escultor y fundidor al servicio de los Médici. En su taller coincidió con otros artistas, entre ellos, Lorenzo di Credi, a quien se atribuye el retrato de Catalina Sforza. Se piensa que Leonardo tomó como referencia este retrato para pintar la Monalisa.
La historia de esta mujer es muy conocida. Nacida en 1463, era hija de Galeazzo María Sforza, duque de Milán. El papa Alejandro VI, su gran enemigo, la llamaba «vampiresa de la Romaña» o «diablesa encarnada». Se casó con Girolano Riario, sobrino del papa Sixto IV, quien concedió a su pariente la ciudad de Imola. De su matrimonio nacieron seis hijos. Su marido murió asesinado en 1488 y tuvo que defender sus posesiones de los que vieron una oportunidad para arrebatarle sus dominios. Según cuentan, sus hijos fueron hechos prisioneros en un asalto a la ciudad. Ante la amenaza de matarlos si no se rendía y entregaba la ciudad, respondió diciendo que tenía el instrumento para hacer más, al tiempo que se levantaba la faldas. Los asaltantes desistieron de su empeño.
Catalina Sforza se casó de nuevo con Giovanni de Médici, sin tener en cuenta las consecuencias sucesorias. Tuvieron un hijo, pero su marido murió en 1498. Entonces tuvo que enfrentarse al papa Alejandro VI, que había declarado la ilegitimidad de los gobernantes de la Romaña. Se dice que Catalina intentó envenenar al Papa, sin conseguirlo.
Alejandro VI nació en Játiva, en el reino de Valencia, con el nombre de Rodrigo Borja. Era sobrino del papa Calixto III y consiguió ascender hasta convertirse en Papa. Para dar solidez a su mandato, intentó fortalecer su posición nombrando a sus hijos, aliados y familiares en puestos clave. Su segundo hijo, César Borgia, fue nombrado cardenal, pero renunció a la carrera eclesiástica al suceder a su hermano como condotiero de los ejércitos pontificios.
Cesar Borgia, cuyo lema era «O César o nada», se apoderó de Imola y asedió Forli, defendida por Catalina, interviniendo las tropas francesas aliadas de los Borgia. Catalina fue hecha prisionera y pudo ser condenada a la hoguera, pero fue liberada por la intervención de Luis XII. Finalmente se retiró a un convento en Florencia junto a su hijo, Giovanni de Médici, que se convertiría en un famoso condotiero, conocido por el sobrenombre de Juan de las Bandas Negras, y que fue el padre del duque Cosme de Médici.
Catalina Sforza murió en 1509 en Florencia. Dicen que, a pesar de todo, debió ser una mujer modesta, porque insistió en que quería ser sepultada en un sarcófago de piedra blanca lisa. Su sepultura se perdió en el siglo XIX, cuando el edificio del monasterio fue convertido en prisión.
En cuanto a César Borgia, sus planes para convertirse en señor de la Romaña se vieron frustrados al morir su padre, Alejandro VI, en 1503. El nuevo papa obligó a César a entregar sus conquistas a la jurisdicción de Roma. César regresa a España y muere en una emboscada en Navarra, siendo enterrado en la iglesia de Santa María en Viana. Sin embargo, a mediados del siglo XVI, un obispo mandó sacar sus restos, por considerar un sacrilegio su permanencia en un lugar sagrado, siendo enterrados frente a la iglesia, en plena Rúa Mayor. Finalmente en 1953 se vuelven a exhumar y se depositan dentro del recinto de la iglesia, bajo una lápida de mármol.
La belleza era una de las características de Catalina Sforza. Se ha dicho que Botticelli se inspiró en su rostro para retratar a una de las tres gracias del cuadro titulado «La Primavera«, pintado en torno a 1478. Botticelli se convirtió en el intérprete más importante del Neoplatonismo de la época, centrándose en las figuras humanas, independientemente de lo que representaran. Se hizo frecuente que los pintores utilizaran como referencia el rostro de una mujer real, para sus representaciones de vírgenes, santas o diosas.
La Academia platónica florentina fue fundada por Cosme el Viejo en 1459. La llegada de sabios bizantinos tras la caída de Constantinopla, motivó un cambio en la pintura, puesto que los artistas del Trecento, encabezados por Giotto, aspiraban a romper la tradición bizantina. Por una parte es una vuelta atrás en esa evolución, aunque renovada por la influencia clásica griega y latina. Importaba más el relato que la perspectiva y más lo bello o ideal que lo representativo. Sin embargo, la pintura de los Países Bajos sigue fiel al realismo, al retrato, al detalle o al paisaje.
La Primavera que representa Botticelli destaca sobre un fondo de vegetación muy oscuro, prácticamente negro, en el que se abren claros. La figura principal destaca sobre un claro tapizado por el negro de la vegetación, como si fuera un contraluz. El rostro de esta mujer, que se identifica como Venus, podría ser el de Catalina Sforza y parece que está embarazada. Podría representar la fecundidad de esa primavera en la que los frutos y las flores destacan sobre el color negro. Si la fecha es de 1478, Catalina, que se casó en 1473, con diez años, tendría quince años. Esta fecha coincide con la muerte de su padre y podría ser que el color negro indicase el luto. En el «Retrato de mujer joven» de Lorenzo di Credi, también aparece ese recurso de la maraña vegetal negra, que enmarca el retrato. La joya que lleva en el cuello tiene la letra «K», por lo que podría coincidir con Catalina Sforza.
Leonardo utiliza la maraña negra en el retrato de la mujer que se ha dicho que corresponde a Ginebra de Benci, sin embargo, podría ser Catalina Sforza, puesto que Leonardo trabajaba al servicio de su familia y se sabe que tuvo una relación estrecha con Catalina, siendo asesor de sus estrategias militares. La blancura de su rostro parece coincidir con las descripciones de esta mujer. La maraña negra podría referirse al luto por una muerte, quizá el marido, y también la banda de ese color sobre el vestido. En el reverso del cuadro se representa una guirnalda con una rama de laurel y otra de palma, que pueden significar la victoria y el martirio, y en el centro una rama de enebro, siendo esta planta la que forma la maraña que enmarca su retrato. El enebro es símbolo de equilibrio. La guirnalda está atada por una cartela con la leyenda: «Virtutem forma decorat», que se ha traducido por: «la belleza es el adorno de la virtud». En el primer retrato de Catalina Sforza, atribuido a Lorenzo di Credi y que es conocido también como «la dama de los jazmines«, su rostro está enmarcado por una cortina que impide ver parte del paisaje, o que anula la perspectiva.
Michel Sittow nació en 1468 en Reval, hoy Tallín (Estonia), y tras viajar a Italia, fue pintor de cámara de Isabel la Católica, desde 1492 a 1504, siendo conocido en la Corte castellana por Melchor Alemán. En estos años salió de España para trabajar en Flandes para Felipe el hermoso y parece que estuvo en Londres en torno a 1503, fechas cercanas al matrimonio de Catalina de Aragón y el príncipe Arturo. Se le considera autor de un retrato de Enrique VII y del conocido como «Retrato de Viena», que se supone de Catalina de Aragón. Sin embargo, podría ser Margarita Tudor, la hermana de Enrique VIII casada con Jacobo IV de Escocia, por su parecido con otros retratos de esta mujer. Sittow utiliza su rostro, más o menos idealizado, como referencia para trabajos de temática religiosa. Se dice que es la Magdalena del cuadro conservado en Detroit.
Sittow se marchó de España cuando murió Felipe el Hermoso, trabajando en este tiempo en Flandes y en Dinamarca, coincidiendo con el matrimonio entre Isabel de Austria, hija de la reina Juana y Felipe el Hermoso, con Cristian II de Dinamarca, de quien realiza un retrato. Después volvió al servicio de Fernando el Católico, hasta su muerte en 1516. Finalmente regresó a Reval, donde murió en 1525. Su especialidad como pintor fueron las obras de tema religioso y el retrato. Se le atribuye el «Retrato de caballero con perla», conservado en el Palacio Real de Madrid, que anteriormente se atribuyó a Alberto Durero. Recuerda al retrato de Leonardo da Vinci conocido como «Tavola Lucana«, aunque, en este caso, es un hombre algo más joven.
Alberto Durero nació en 1471 en Nuremberg y murió en 1528. En 1494 realiza su primer viaje a Italia. En 1498 pintó su autorretrato del Museo del Prado y en 1500 el de la Pinacoteca de Munich, en el que se representa con las características que recuerdan a Cristo. Este retrato recuerda al «Salvador Mundi» de Leonardo da Vinci, que fue imitado en estos años y se conocen muchas versiones. Podría ser un autorretrato de Leonardo, aunque parece que se mezclan dos rostros, de un hombre y de una mujer. Quizá utilizó una esfera de cristal y consiguió unir el reflejo de los dos rostros y ese es el resultado. «Mundus» en latín también significa «limpio», nítido o transparente.
Leonardo da Vinci fue enviado a Milán por Lorenzo de Médici en 1482 para trabajar al servicio de Ludovico Sforza «El Moro», siendo autor de decoraciones suntuosas para fiestas y espectáculos, como en la boda de Ludovico Sforza y Beatriz de Este en enero de 1491. También pintó retratos en la corte de Milán. El retrato de Gian Galeazzo Sforza (1469-1494) datado en 1483, que representa a un joven disfrazado de arquero, se atribuye a Leonardo da Vinci. Puede ser, puesto que se convirtió en el sucesor de Galeazzo María Sforza (1444-1473), duque de Milán a la edad de siete años, siendo ocupada la regencia por Ludovico Sforza, hermano de su padre. Posiblemente estaría caracterizado como San Sebastián, santo patrón de Milán. Es muy frecuente caracterizar a los gobernantes de esta época como los santos patrones de sus ciudades y suelen aparecer en las «Santas conversaciones» con la Virgen y el Niño. San Roque, como patrón de Venecia, San Sebastián, patrón de Milán, San Juan Bautista de Florencia, Santa Catalina de Alejandría o Cosme y Damián, patronos de los Médici, son los más habituales, junto a San Francisco.
Se conservan varios retratos de los hijos del duque de Milán siendo niños, representados con rizos rubios y largas melenas, como en el caso de Gian Galeazzo Sforza. El pelo y los rostros recuerdan a los ángeles de Botticelli, quien frecuentemente tomaba como referencia el rostro de personas reales a los que idealizaba. En el cuadro de la Virgen de las Rocas, realizado a partir de 1483, Leonardo podría haber tomado como referencia personajes de la realidad. Interpretar estas pinturas es aventurado porque representan un tema religioso que se utiliza para retratar a personajes de la época, sus relaciones y asuntos personales. En 1483 Leonardo estaba en Milán, al servicio de la familia Sforza. El rostro de la Virgen podría corresponder a Catalina Sforza y el rostro del angel a Gian Galeazzo, que era su medio hermano.
El retrato de un músico atribuido a Leonardo, podría identificarse con Gian Galeazzo con más edad, por el parecido con el ángel. En su mano sostiene una partitura musical, por lo que se le ha identificado como un músico. Podría hacer referencia a su boda con Isabel de Aragón en 1488, en la que el maestro de danza italiana Bergonzio di Botta organizó una danza que se considera el primer ballet clásico de la Historia. Los bailes seguían un argumento relacionado con el mito de Jasón y los argonautas. La historia trata sobre el rey de Yolco (ciudad de la antigua Grecia), llamado Esón, que confió el reino a su hermano Pelias, hasta que su hijo Jasón, alcanzase la mayoría de edad. Cuando Jasón alcanzó la edad de veinte años reclamó el trono a su tío. Pelias alejó a Jasón del trono encomendándole una difícil misión: viajar hasta la Cólquide, al pie del Cáucaso y traer de allí el vellocino de oro, la piel de un carnero fabuloso.
En el cuadro de la Virgen de las Rocas, en el que aparecen el Niño Jesús y San Juan Bautista Niño, Leonardo podría estar representándose a sí mismo. Quizá signifique que estaba al servicio de Catalina Sforza y que terminó su trabajo para estar al servicio de Gian Galeazzo. Aunque terminara una etapa y empezara otra nueva, su condición como siervo no cambiaba, y por ello se representa a sí mismo como un niño, puesto que no dependía de él estar al servicio de uno o de otro. Aunque es un tema cristiano, los dos niños equivalen al mito clásico de las dos caras de Jano, que significa que termina algo y que es al mismo tiempo un punto de partida. Sin embargo, en este caso, los niños se miran el uno al otro y, por tanto, aunque sea un cambio, para Leonardo sigue siendo lo mismo, puesto que es un cambio que no lleva a ninguna parte.
Con motivo de la boda de Ludovico Sforza en 1491, se sabe que Leonardo pintó un retrato de Beatriz de Este. De esta mujer se conserva un retrato clasificado como «anónimo leonardesco». Posiblemente asistieron a esa boda muchos nobles europeos, Ana de Bretaña entre ellos, que se acababa de casar por poderes con Maximiliano de Austria. Este matrimonio quedó anulado por la intervención francesa, por lo que a finales de ese mismo año se casaría con Carlos VIII, rey de Francia, a la edad de catorce años. El retrato a lápiz realizado por Leonardo que se ha supuesto de Blanca Sforza, podría ser de Ana de Bretaña.
Cuando Gian Galeazzo murió en 1494, Ludovico se convirtió en duque de Milán. Sin embargo, al año siguiente se enfrentó a Carlos VIII de Francia, que reclamaba el ducado y planeaba una invasión militar de Milán, aliado con Venecia, el papa Alejandro VI y su hijo, Cesar Borgia. Ludovico tuvo que huir, buscando el auxilio de Maximiliano de Austria.
Gian Galeazzo tuvo cuatro hijos, aunque sólo sobrevivieron un hijo y una hija, Francisco y Bona Sforza Aragón, que se refugiaron en Francia con su madre, Isabel de Aragón. El segundo cuadro de la Virgen de las Rocas podría representar a Isabel de Aragón y puede ser que el ángel sea su hijo. Se conocen varios retratos de esta mujer y un retrato a lápiz que se atribuye a Leonardo. Es posible que Leonardo pasara a estar al servicio de Isabel de Aragón y de su hijo, Francisco Sforza Aragón, que murió en 1512.
El caso es que no es impensable que Leonardo da Vinci pasara por España. En 1506, como resultado del Tratado de Blois con Luis XII de Francia, se celebró el matrimonio entre Germana de Foix, sobrina de Luis XII por parte de madre y prima de Ana de Bretaña por parte de padre, con Fernando el Católico. El escenario elegido fue el palacio de los Condes de Buendía, en Dueñas (Palencia). En esa época la corte era itinerante y los reyes se alojaban en los palacios de la nobleza. Los artistas eran enviados como un regalo, para que se ocuparan de los decorados o hicieran retratos.
Las palabras «cerca, trova» podrían traducirse también como «canta cerca» o «acércate y canta», puesto que «trovar» significa «cantar», sin embargo, en italiano significa «encontrar»o «inventar». Los trovadores eran músicos y poetas medievales que componían sus obras y las interpretaban o las hacían interpretar por los juglares en las cortes medievales, siendo personajes mayoritariamente de la nobleza, y cuyo texto se fijaba por escrito. Sin embargo, en la cultura celta, el bardo era la persona encargada de transmitir historias, las leyendas y poemas de forma oral, además de cantar la historia de sus pueblos en largos poemas recitativos. En la Irlanda medieval eran una clase menor de poetas. Estaban al servicio de los reyes y señores y desempeñaban funciones como cronistas o componían poemas satíricos o de alabanza, pero también actuaban como mensajeros o embajadores, puesto que estaban acostumbrados a memorizar. Este término se aplicó a los poetas en general y a los músicos itinerantes. Frecuentemente se les ha representado tocando un arpa. Se decía que un buen bardo debía ser «de lengua ágil, corazón ligero y pies veloces (cuando todo lo demás fallaba)». También podían estar presentes en las batallas y ser testigos de todo lo que pasaba, para después componer versos sobre ello más tarde.
La palabra «trovador» puede estar relacionada con la palabra «tor» que es una colina en cuya cima se encuentra una fortaleza y castillo y que también tiene una parte subterránea. «Tro»puede ser el resultado de la contracción de «toro». En el mito del Minotauro en la antigua Grecia se relaciona un laberinto subterráneo con un toro. La terminación de la palabra «dor» puede hacer referencia a una puerta, puesto que en inglés «door» es «puerta», en una época en que no había idiomas diferenciados y las palabras se mezclaban. Es posible que se pensara que cuando se abría una puerta sonaba la música.
En la mitología griega el Minotauro era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro que era hijo de Pasífae, siendo uno de los nombres que recibe la luna, y el Toro de Creta. Pasífae era la esposa del rey Minos, hijo de Zeus y de Europa, una princesa fenicia, hija del rey de Tiro y Sidón, secuestrada por Zeus, transformado en un toro blanco, que la llevó a Creta sobre su lomo.
La versión más extendida para dar una explicación de la existencia del Minotauro es que Minos pidió ayuda al dios Poseidón para ser aclamado rey de Creta. Poseidón hizo salir del mar a un hermoso toro blanco, que Minos debía sacrificar en su nombre. Minos, maravillado por las cualidades del toro blanco, lo ocultó entre su rebaño y sacrificó a otro toro en su lugar. Al enterarse Poseidón inspiró en Pasífae una pasión incontrolable por el toro blanco, por lo que pidió ayuda a Dédalo para consumar su unión con el toro. Dédalo construyó una vaca de madera recubierta de piel para que Pasífae se metiera dentro y el toro la confundiera con una vaca de verdad. De esa unión nació el Minotauro.
El toro blanco causaba estragos en Creta y Hércules, en su séptimo trabajo, se presentó ante el rey Minos para dominar al animal y conducirlo hasta Micenas, donde el toro quedó libre. El toro cruzó el itsmo de Corinto hasta llegar al Ática, donde finalmente Teseo lo mató en la llanura de Maratón. El Minotauro fue encerrado en un laberinto diseñado por el artesano Dédalo, ubicado en la ciudad de Cnosos, en la isla de Creta.
Para interpretar esta historia habría que pensar que el Minotauro era el hijo de la reina de Creta y, por tanto, le correspondía ser rey y heredar el reino de Creta tras la muerte de Androgeo, hijo de Pasífae y Minos. A medida que crecía el monstruo se hacía más salvaje e incontrolable, por lo que Dédalo construyó el laberinto de Creta, con múltiples pasillos, de los que solo uno conducía al centro de la estructura, donde fue abandonado el Minotauro. En cierto modo se le da un reino, aunque fuera un laberinto subterráneo.
Es posible que estos mitos tengan relación con las guerras entre atenienses y cretenses. La civilización minoica fue una de las primeras aparecidas en Europa, teniendo su mayor auge en los siglos XVI y XV a.C. Su dominio marítimo se extendía hasta la Grecia peninsular, el Egeo, las costas de Asia Menor y zonas cercanas como Sicilia, siendo muy importantes los contactos con Egipto. En el siglo XV a.C. sufrió la invasión de los aqueos, procedentes de la Grecia continental y siglos después, los dorios. La isla pasó a formar parte del mundo griego, dividida en ciudades rivales. A partir del siglo VIII participó en la oleada de colonización griega, aunque su renacimiento fue corto, debido a la aparición de ciudades estado como Atenas y Mileto, que monopolizaban el comercio mediterráneo. En la cerámica ática de los siglos VI y V a.C., se representa frecuentemente las hazañas del héroe ateniense Teseo, enfrentándose al Minotauro o capturando al Toro de Creta en la llanura de Maratón.
Androgeo era un atleta que llegó a Atenas para participar en los juegos de las Panateneas, donde salió victorioso. El rey de Atenas, Egeo, le engañó invitándole a matar al toro de Maratón, a lo que el joven aceptó, resultando muerto. Minos declaró la guerra a los atenienses. Su victoria sobre Atenas puso como condición el envío de siete doncellas y siete varones procedentes de la ciudad de Atenas, como sacrificio para el Minotauro, cada cierto tiempo.
Minos reinó en Creta y en las islas del mar Egeo. En las fuentes antiguas se consideraba que Minos había sido un gran legislador y artífice de la supremacía naval de la isla. En la tradición ática y en la etapa ateniense, Minos es un cruel tirano, que impuso el tributo de jóvenes atenienses que alimentaban al Minotauro.
La isla de Creta estaba dividida por diferentes ciudades rivales y, en parte, fue ocupada por «piratas», cuya procedencia es muy difícil de determinar. Los «piratas» fueron muy abundantes en el Mediterráneo en la Antigüedad. Es posible que la historia del toro blanco se refiera a gentes no identificadas. El rapto de una princesa fenicia y su llegada a Creta puede hacer referencia a que tenían un pacto, o estaban emparentados con los fenicios, para comerciar. El toro blanco indicaría que eran gentes del norte y podría significar que físicamente eran claros de piel. Los fenicios habían extendido sus redes comerciales hasta el norte de Europa, navegando a través del estrecho de Gibraltar. Del norte de Europa se traían materias primas y esclavos. El hecho de raptar a una princesa y tener una reina, sería una justificación de que no eran esclavos, aunque tuvieran ese origen. Sin embargo, sus enemigos representaban esa alianza como algo antinatural y monstruoso que daría lugar al Minotauro. En el 205 a.C. Filipo V de Macedonia se alía con varias ciudades cretenses y con los «piratas» para hacer frente a las fuerzas de Rodas. Finalmente Filipo fue derrotado por los romanos.
Según cuentan, Minos murió en Sicilia y sus restos fueron devueltos a los cretenses en un sarcófago con la siguiente inscripción: «La tumba de Minos, el hijo de Zeus». Tras su muerte, Minos se convirtió en el juez de los muertos en el Hades, junto con Éaco y Ramadantis. Éaco juzgaba a las almas de los occidentales y Ramadantis juzgaba a las almas de los orientales. Minos tenía el voto decisivo. Quizá Minos, si «min» significa «camino», signifique «gentes de los caminos» o «caminos de las gentes».
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