La fiesta del Vitor de Mayorga se celebra el 27 de Septiembre. Esta fiesta conmemora la llegada de las reliquias de Santo Toribio Mogrovejo, desde Perú al pueblo de Mayorga, puesto que era natural de esta villa.
Esta explicación tradicional no justifica la complejidad de esta celebración, que sigue un ritual en el que se incluyen muchos detalles. Parece representar algo más que la llegada de las reliquias. La leyenda dice que los vecinos del pueblo salieron a recibirlas con antorchas encendidas, puesto que llegaron durante la noche. Pero no explica la quema de los «pellejos» , pieles de cabra que se utilizaban como odres de vino. Este material es costoso y requiere una preparación bastante laboriosa, de acuerdo con la tradición. La procesión parte de la ermita de Santo Toribio, sigue un recorrido a través de una serie de calles, hasta llegar a la Plaza Mayor. Desde aquí se inicia el recorrido de vuelta a la ermita.
En cuanto a posibles significados, las fechas no coinciden con otras celebraciones en relación con la llegada del invierno. Parece estar motivada por algún suceso o hecho particular de la historia de este pueblo. Adivinar una motivación cuyo origen puede remontarse varios siglos atrás, no es sencillo. Tendríamos que conocer muy bien el pueblo y su historia. Aun así, podríamos no dar con la clave que nos permitiera deducir su significado. A veces se puede encontrar una pista sin buscarla y por casualidad, incluso en otro lugar.
Lo más original de la procesión en honor a Santo Toribio es que los participantes portan largos varales, de los que penden los pellejos ardiendo y que mantienen en alto durante todo el recorrido. Se trata de odres hechos de pieles de cabra u oveja que se se secan, se cubren de pez y después se tienen varios días sumergidos en vino.
Esta posible explicación ha surgido de una visita a la Ferrería de Cades, en Cantabria. En los siglos XVII y XVIII hubo un número considerable de ferrerías en el Norte, allí donde era posible aprovechar el caudal de los ríos y la abundancia de bosques.
Río Nansa. Ferrería de Cades. Foto: AFIvuncok. Flickr
Los hornos necesitaban grandes cantidades de madera para producir hierro. Esta actividad era temporal. Se iniciaba en septiembre y terminaba en junio, durante los meses en los que el caudal de los ríos era suficiente. El hierro fabricado con un combustible vegetal era muy apreciado y demandado, pero la producción diaria de lingotes era muy limitada, si se compara con los métodos industriales.
Los «ferrones» eran los trabajadores de las ferrerías. Su indumentaria era muy similar a la que se usa en Mayorga la noche del Vitor. Esto podría ser una simple coincidencia, pero otros detalles recuerdan a la fiesta de Mayorga.
Los ferrones formaban cuadrillas de trabajadores. Sus condiciones de trabajo eran muy duras, pero cobraban lo mismo que cualquier peón de otros oficios. Durante meses trabajaban y vivían en el mismo espacio donde estaba la fundición, porque tenían que vigilar el horno día y noche. la quema continua de madera hacía que la pez escurriera por las paredes y techo, cayendo sobre sus cabezas. Los ferrones sufrían enfermedades respiratorias y la esperanza de vida no era alta para quienes realizaban este trabajo.
Se dice que bebían vino para aguantar estas duras condiciones y se alimentaban muy bien, puesto que su dieta incluía la carne de manera abundante.
Puede que sea esto lo que representan las pieles de cabra bañadas en vino y pez. Por otra parte en Mayorga hay un hospital construido a mediados del siglo XVIII, y un buzón de correos de 1793, que se dice el más antiguo de España. Quizás sirviera para esperar noticias de los que se fueron y que se esperaba que regresaran.
Buzón de correos. Foto: Turismo de Mayorga
Esta fiesta tiene también un componente religioso que no se puede dejar de lado. Aunque el Vitor de Mayorga es una fiesta bastante original, se pueden encontrar puntos en común con celebraciones de otros lugares.
La fiesta del Vitor en Horcajo de Santiago (Cuenca), tiene en común el protagonismo que tiene el estandarte que recibe este nombre, aunque está dedicada a la Purisima y se celebra el 8 de Diciembre. El Vitor de San Esteban del Valle (Ávila), coincide también en algunos puntos.
Las palabras «Vitor» y «Toribio» parecen un juego de palabras. Podríamos interpretarlas como nombres que significan un viaje, o un camino de ida y de vuelta. Algo que se corresponde con la historia de la llegada de las reliquias desde Perú, en el caso de Santo Toribio o las reliquias de San Pedro Bautista desde Japón, en San Esteban.
En Mayorga la víspera de la fiesta se quema un cubo de carro. En Daimiel (Ciudad Real) se queman cubos de carro en honor al Cristo del Consuelo, patrón de los carreteros, a la puerta de la iglesia de San Pedro. En Horcajo de Santiago se venera el Cristo de los Aparecidos.
Pero lo que sorprende es haber encontrado en San Esteban del Valle una representación de San Pedro Bautista, crucificado, que recuerda al Volto Santo, puesto que viste una túnica por ser un religioso. En el pueblo conservan también sus reliquias, el cráneo del santo, la Santa Cabeza, que fue traído de un convento de Zamora. En cuanto a la fiesta, queman antorchas de pino, algo que recuerda a la fiesta del Cristo del Caloco en El Espinar (Segovia).
En Mayorga la representación de Santo Toribio está acompañada de Santa Rosa de Lima. En este pueblo hay una iglesia dedicada a Santa Marina, una de las hermanas de Santa Librada. Cuenta la leyenda que Marina, o Mariña en Galicia, donde existe una gran devoción por esta santa, fue decapitada y arrojada a un horno, pero su cuerpo nunca se quemó. Su cabeza golpeó el suelo dando tres botes. En estos tres lugares manaron tres manantiales de agua, otorgando así el nombre de Aguas Santas al lugar. Del manantial de Aguas Santas sigue manando agua en la actualidad, por lo que muchos fieles acuden a beber sus aguas milagrosas.
Santa Marina. Francisco de Zurbarán. Museo Thyssen Málaga
Podríamos buscar estas coincidencias y diferencias de manera más detallada. Parecía que al hablar de la fiesta del Vitor de Mayorga íbamos a cambiar de tema respecto a los artículos anteriores. Lo que podemos concluir es que el Volto Santo y Santa Librada fueron muy conocidos en el siglo XVI y que la historia se reinterpreta en los siglos siguientes, incorporando los símbolos a las representaciones de los santos de los siglos XVII y XVIII. Por supuesto, la leyenda pasó a América, donde realizan sus propias versiones.
Puerta del Sol del Siglo XV, Mayorga.Foto: Turismo de Valladolid
Foto destacada: Fiesta del Vitor de Mayorga. El Norte de Castilla
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