El estructuralismo podría llegar a ser una causa de extinción de la especie humana, como consecuencia de otorgar una mayor importancia a la estructura que a la base que sostiene a esa estructura. Cuando estudiamos culturas y civilizaciones del pasado lo hacemos a través de los restos de las estructuras materiales y mentales, habiendo desaparecido esas sociedades que las crearon y que las mantenían en pie. Lo mismo pudo pasarles al hombre de Neandertal o al hombre de Cromagnon, que desaparecieron como «especie», aunque siguen vivos, puesto que sus restos genéticos forman parte de la herencia del hombre moderno.

El origen del hombre de Neandertal se encuentra en el inicio de la glaciación de Mindell, en torno a 500.000 años a.C., quedando aislado el continente europeo y sus habitantes, que evolucionan de forma independiente, respecto a otros territorios. El hombre neandertal sobrevive en condiciones climáticas duras, por la glaciación, aunque también se producen períodos interglaciales, de clima más favorable. El homo sapiens aparece en África en torno a 200.000 años a.C. y se desplaza hacia el norte, llegando a Europa en torno al 80.000 a.C.

El número total de individuos en toda Europa fue pequeño y las poblaciones neandertales eran reducidas. Parece que practicaban un nomadismo estacional. El contacto con el hombre de Cromañón, un homo sapiens arcaico, se produjo en la última etapa de su existencia, a lo largo de muchos miles de años, siendo en este momento cuando aparece el arte prehistórico. Es posible que mantener unas poblaciones pequeñas favoreciera la supervivencia, sobre todo en épocas de escasez, asegurando el equilibrio con los recursos disponibles. Sus creencias estarían orientadas a explicar su lugar en la naturaleza y a mantener un equilibrio que permitiera esa supervivencia.

Podríamos suponer que la llegada del hombre de Cromañón supuso una perturbación en ese mundo cerrado del neandertal. Las pinturas rupestres podrían atribuirse a quienes sufren esa perturbación, siendo una reacción o un deseo de reafirmar un orden establecido o unas creencias que podían ser puestas en duda. Antes de la llegada del cromañón, no hubo esa necesidad de reafirmarse o mantenerse y sus creencias no necesitaban ser representadas en oposición a algo diferente. Aunque después de miles de años en que ambas poblaciones se mezclan, los descendientes mantenían esas mismas creencias, con aportaciones de unos y otros, puesto que las pinturas rupestres del Paleolítico también evolucionan en el tiempo. El hecho de que la población neandertal fuera reducida en número, frente a la llegada de nuevas poblaciones a lo largo de los años, por los cambios climáticos, provocaría que disminuyera progresivamente el porcentaje de unos frente a los otros. El intercambio genético entre los grupos de nendertales se haría cada vez más difícil y acabarían agotándose. Quizá las estrategias que habían funcionado bajo condiciones muy duras de aislamiento, jugaron en contra ante una nueva situación. Los recién llegados no tenían estructuras ni estrategias que mantener o, al menos, eran mucho menos importantes.

El hombre de Cromagnon desaparece en torno al 10.000 a.C ante la llegada de nuevas oleadas de pobladores, con otras características. Coincidiendo con estas fechas, en Oriente comienza el Neolítico, cambios por otra forma de vida asociado a la domesticación de animales y, poco después, a la agricultura. Las creencias de los cazadores recolectores del Paleolítico se basarían en un equilibrio con la naturaleza, mientras que, al aumentar la población en el Neolítico, las creencias intentarían, además, reforzar el orden social.

Las paredes de las cuevas son una realidad que no puede ser traspasada. Las estructuras sociales permiten levantar muros, para que no puedan ser traspasados.

En las antiguas civilizaciones de Oriente Próximo, el rey tenía la función de mantener la armonía con el cosmos, aunque existían diferencias en cuanto a la naturaleza del rey y la concepción del universo. Para los egipcios el universo era estático y el rey garantizaba el inmovilismo. La vida era eterna y se negaba la realidad de la muerte. El rey tenía una naturaleza divina, puesto que era un dios encarnado. En Mesopotamía no importaba tanto la inmortalidad del individuo, más bien la continuidad de la vida y de la comunidad. Para los hebreos, los valores eran atributos de Dios, al margen de los hombres y de la naturaleza. El Cristianismo parece una vuelta al hombre, o a un dios encarnado.

En el antiguo Egipto, el faraón garantizaba la vida y el orden de los vivos y de los muertos, puesto que vida y la muerte formaban parte de un cosmos estático, por ello se corona con una doble tiara que simboliza el Alto y el Bajo Egipto, no siendo una diferencia geográfica, sino que representan el mundo de los vivos, la tiara roja, y el mundo de los muertos, la tiara blanca, siendo este último tan importante como el mundo de los vivos, al ser una parte del cosmos. El inmovilismo egipcio se produce en unas circunstancias geográficas y climáticas muy particulares en el valle del Nilo, al estar aislado, rodeado por el desierto y estar determinado su modo de vida por la crecida del Nilo. A pesar de las crisis e influencias, la religión egipcia se mantuvo durante cuatro mil años.

El Cristianismo otorga mayor importancia a la muerte que a la vida, puesto que el sufrimiento en vida se compensa con una vida después de la muerte, cuyo orden está garantizado por la divinidad, que ha muerto como hombre, pero que alcanza la inmortalidad en el cielo. El dios-hombre delega el orden en la vida o en la tierra, en la Iglesia, que es una estructura, que marca un camino a seguir hasta la muerte. Las ideologías, en cambio, son estructuras que ofrecen la compensación en la vida, como si fueran capaces de satisfacer las necesidades humanas, ocupando el lugar de la divinidad. En la Edad Media el poder político y religioso estaban unidos y la compensación en vida, para quienes forman parte de la estructura, era el reparto del botín de las conquistas y saqueos, mientras que el sometimiento de siervos y esclavos estaba garantizado por la fuerza. Sin embargo, siempre se intentaba algún tipo de compensación, que fuera algo, en contraste con la nada.

Fotograma de la película «El séptimo sello», 1957, del director sueco Ingmar Bergman. El protagonista regresa de las Cruzadas. Habiendo perdido la fe, pretende saber con seguridad que después de la muerte habrá una compensación, para vivir plenamente. La muerte sale a su encuentro. La búsqueda de esa seguridad llevará a la muerte también a quienes le acompañan, como un faraón

La estructura social es lo contrario al individualismo, puesto que se pierde el individualismo al formar parte de una estructura, sin embargo, la estructura se apoya en una base que no forma parte de la estructura, digamos el suelo. Por debajo del suelo está el subsuelo. «Memorias del subsuelo» es una novela publicada en 1864 escrita por Fiódor Dostoyevski (1821-1881), considerada una obra maestra de la literatura rusa, aunque también muy criticada en su época, puesto que rechazaba el socialismo utópico y retrataba a los seres humanos como irracionales, incontrolables y nada cooperativos. Las necesidades humanas no pueden ser satisfechas, tampoco por los avances tecnológicos, en contra de las ideas marxistas. La defensa de su propio individualismo es la esencia del hombre, incluyendo su propio dolor y sufrimiento. Para conseguir este fin, reaccionará de una forma completamente irracional e incontrolable. Cuando las estructuras consiguen que el hombre pierda su individualismo para ceder su voluntad a la estructura con la que se siente identificado, puede ser capaz de cualquier cosa, como sucedió con los totalitarismos en el siglo XX. También el suicidio puede ser un acto de individualismo.

Película «El mago de Oz», 1939. El camino marcado sirve igual a alguien sin corazón, a alguien sin cerebro, o sin valor, o sin padres, en el caso de Doroty. Todos se desilusionan al saber que el mago es solo un hombre normal, pero da a cada uno lo que necesita: un reloj que suena, con forma de corazón, un título de «Doctor del Pesamiento», una medalla al valor, y embarca a Doroty de vuelta a casa, pero la niña se cae del globo y se queda sin poder salir de la Ciudad Esmeralda

«El Gran Inquisidor» es el título del quinto libro incluido en la novela «Los hermanos Karamazov» de Fiódor Dostoyevski. La novela se desarrolla en la Sevilla del siglo XVI. Se trata de una historia fantástica que cuenta que, tras la ejecución de cien herejes en un auto de fe, para mayor gloria de Dios (ad maiorem Dei gloriam), Jesucristo aparece en persona entre la gente. Al ser reconocido por todos, accede a las peticiones de los presentes realizando milagros. El Gran Inquisidor ante ello, decide capturarlo y llevarlo al calabozo. Durante la noche el viejo inquisidor visita a Jesucristo en el calabozo acusándole, en un largo monólogo, puesto que Jesús no pronuncia palabra, de que no tiene derecho a volver a la tierra y perturbar el orden que la Iglesia católica romana ha establecido durante mil años. Por ello pretende condenarle, como el peor de los herejes, a morir al día siguiente en la hoguera. El anciano cardenal está convencido de que la naturaleza rebelde de las personas será vencida por la Inquisición y que serán libres para seguir el único camino correcto, que es el señalado por la Iglesia. El inquisidor quiere que se mantenga el orden establecido. A Jesucristo le corresponde el mundo de los muertos y a la Iglesia el mundo de los vivos y, aunque le perdona la vida finalmente, le repite que no vuelva nunca más. Jesucristo besa al inquisidor, lo que recuerda al beso de Judas, aunque en este caso el Inquisidor, que recibe el beso, se ha convertido él mismo en Dios, puesto que es señalado por el beso.

Para Erasmo de Rotterdam (1466-1536), la esencia del ser humano es la estupidez. Erasmo defendió la idea de que todas las instituciones educativas, políticas, religiosas, sociales e intelectuales eran una cárcel espiritual que impedía pensar libremente. Su obra satírica «Elogio de la locura«, publicado en 1511, se inspiraba en una obra anterior del italiano Faustino Perisaulti, titulada «El triunfo de la estulticia«. El «Elogio de la locura» fue muy popular en su época y es considerada una de las obras más influyentes de la literatura universal. Se considera uno de los catalizadores de la reforma protestante. En la obra se hace una relación de las ventajas de la Estulticia sobre la Razón.

Tendríamos que deducir que son las estructuras las que hacen posible la necedad frente a la razón, puesto que la responsabilidad individual se diluye al formar parte de una estructura. Las estructuras hacen posible el mantenimiento de los obsoleto, improductivo y absurdo puesto que el inmovilismo impide la adaptación a una realidad cambiante. Además, unas estructuras se apoyan en otras, lo que hace muy difícil los cambios y mucho menos que sea la misma estructura la que tenga la iniciativa de un cambio que haría peligrar su posición. Es inevitable que las estructuras tiendan al inmovilismo, y que tiendan a aumentar sus derivaciones para consolidar esa misma estructura. Las estructuras se crean como un instrumento o una herramienta, pero tienden a servirse a sí mismas para perpetuarse. Desaparecen cuando se produce un colapso, puesto que no se pueden mantener económicamente.

Dragón y bestias. Apocalipsis. Beato de Facundo. Dejando de lado términos como el bien y el mal, al ser representaciones de textos tan antiguos, dragones y bestias pueden representar las fuerzas del cambio, lo desconocido por venir, que amenazan un mundo inmóvil y estático. Esos deseos parecen empezar en los sueños, como se representa a los individuos de la parte superior, que luego llaman a las bestias o que quieren llevar sus deseos a la acción. Siendo, por otra parte, inevitable.

En el «Estudio de la Historia«, el historiador Arnold Toynbee establece un decurso de las civilizaciones que pasan por una serie de etapas, desde su génesis, crecimiento, colapso, desintegración y estados universales que dan paso a edades heroicas. Su visión es evolutiva y el factor para la evolución es un reto o desafío que puede, o no, superarse. La soluciones son aportadas por minorías creativas, pero si estas degeneran en minorías simplemente dominantes, se produce la crisis y la desintegración o colapso. El colapso puede asumir dos variantes, una activa y otra pasiva. La pasiva es la idolatría de una institución que había sido clave en el periodo anterior, y que pasa a ser un estorbo en la etapa siguiente, por lo cual los habitantes de la misma no se deshacen de ella por idolatrarla demasiado. La variante activa consiste en extralimitarse más allá de toda medida racional, embarcándose en un militarismo suicida que llevará a la ruina. En el camino de la desintegración, la dirección que se toma es hacia la automatización y hacia una sociedad más simple y uniforme.

El motivo por el que el estructuralismo goza de una buena consideración, es que se convirtió en uno de los métodos más utilizados para el estudio del lenguaje, la cultura y la sociedad en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, el estructuralismo podría ser equivalente a la escolástica medieval, habiendo cambiado el nombre. La escolástica fue capaz de demostrar racionalmente la existencia de Dios, mediante argumentos. Una de las razones de las críticas de Erasmo de Rotterdam a la sociedad de su tiempo, era la persistencia de la escolástica en todos los ámbitos, a pesar de haber sido superada. El aristotelismo murió con la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico en el siglo XVI, sin embargo, el mundo occidental ha sido incapaz de asumir sus consecuencias, puesto que el marxismo vuelve a Aristóteles, siendo la dialéctica una versión del método de la escolástica. De hecho el pensamiento dominante o pensamiento único prácticamente, en el siglo XXI es aristotélico, sin poder abandonar un camino que lleva a ninguna parte.

Los conceptos que se utilizan habitualmente en política son refritos de conceptos aristotélicos, que han cambiado de nombre. El consenso equivale a la «disputatio», método seguido por la escolástica, cuyo fin era la integración entre razón y fe. Posiblemente se habla de decrecimiento porque la única manera de avanzar es retroceder, puesto que el camino que ofrece el geocentrismo es limitado y ya se terminó. Al final de ese camino, en la Ciudad Esmeralda, permanecerán quienes carecieron de corazón, de cerebro y de valor, mientras que Dorothy se dará cuenta de que puede abandonar ese camino y que solo tiene que usar sus zapatos para volver a su hogar, si es su deseo. La bruja dice a Dorothy que si no puedes encontrar tu deseo en el patio de tu casa es que nunca lo perdiste. Aplicado al caso, puede ser que signifique la «nada» siempre quiere ser «algo» o «todo», pero si «eres» realmente no tienes que llegar a ningún lugar para ser, incluso en el patio de tu casa, y menos que alguien te de un título que lo demuestre. La nada, además, tiene el efecto de convertir el «ser» en nada, puesto que la interacción entre el ser y la nada, produce nada. Al contrario de lo que afirma el existencialismo, la nada no puede definir lo que el ser es, al definir lo que no es, porque la nada no sabe lo que el ser es. El ser no aparece de la nada, puesto que tiene un pasado y en el momento en el que existe, tiene un pasado, o un principio, al existir en el tiempo. El pasado está en el presente y estará en el futuro, si hay existencia. En ese caso, si tienes corazón, cerebro o valor es que siempre lo tuviste, no los encuentras ni te los dan por tus méritos o experiencias. La definición por negación socava «el ser» y lo conduce a la nada.

Existen muchas interpretaciones sobre el significado del uróboro. Podría ser un deseo que crece sin una base real suficiente, dando la vuelta sobre sí mismo porque no tiene otro apoyo, siendo un camino sin salida o un deseo que no puede hacerse realidad, por mucho esfuerzo que se dedique, precisamente por falta de realidad. Sin embargo, a pesar de todo, logra mantenerse en el tiempo, sin que se pueda explicar cómo es posible, por falta de base y de lógica.

Otras interpretaciones han visto en el cuento del Mago de Oz, una metáfora sobre deflación, el populismo y el patrón oro. En clave política y económica representaría los problemas que sufrió EEUU a finales del siglo XIX y principios del XX. El Mago de Oz, basado en el libro «El maravilloso Mago de Oz», escrito por Frank Baum y publicado en 1900, es una historia geocéntrica, que se desarrolla en un punto más allá del Norte y el Sur, el Este y el Oeste, representados por las brujas. El camino de baldosas amarillas es la luz del sol, aunque, según las interpretaciones, representaría al «patrón oro», mientras que la Ciudad Esmeralda hace referencia al color verde de los billetes de dólar. «Oz» en inglés coloquial es «onza» o moneda, mientras que el nombre de la Bruja de Este en inglés, se pronuncia parecido a Wall Street, una bruja malvada.

Última moneda de peseta acuñada en plata, en 1933. Foto: Wikipedia

Dorothy, una niña más maja que las pesetas, posiblemente represente a una moneda de plata, que quiere volver a su casa, o al bolsillo, que es donde mejor está. El choque de los tacones de los zapatos significaría que es un activo real o material, contante y sonante, y lo que dice la bruja, que está en el jardín de su casa, puede ser que la gente escondiera normalmente su dinero enterrándolo en el jardín, y que haga referencia a si se tienen, o no, ahorros. Curiosamente, los soldados hacían chocar los tacones cuando se cuadraban, queriendo decir, acaso, que se presentaban como un efectivo o activo real, contante y sonante. La peseta se acuño por primera vez en 1869, pesaba cinco gramos de plata y fue la moneda de curso legal en España y sus territorios de Ultramar. Las monedas de 1 peseta fueron acuñadas en plata hasta 1937. Contante y sonante puede ser también el tiempo. Un tiempo de sueño o en un sueño, y un tiempo de despertar, en la realidad.

«Splendor Solis». Tratado de alquimia de finales del siglo XVI. Biblioteca Británica de Londres

Ferdinand de Saussure (1857-1913) fue un lingüista y filósofo suizo, conocido como padre de la lingüística estructural e iniciador de las llamadas escuelas estructuralistas del siglo XX. Su principal aporte fue constituir la lingüística como una ciencia, delimitando el objeto de estudio, la «lengua», dejando de lado lo que llamará el «habla». La lengua es el lenguaje humano, el idioma, mientras que el habla es la realización del lenguaje como herramienta comunicativa. La lengua son las convenciones sociales, estableciendo un sistema de relaciones. El habla es individual, accesoria y accidental.

Su objeto de estudio es la sintaxis, el modo en que los individuos adquieren estructuras. Otros estructuralistas han puesto su foco de atención en la sintaxis y el estudio de las estructuras, mediante teorías de la arquitectura cognitiva, recuperando incluso el concepto de las categorías aristotélicas. Se pone el foco en las estructuras, pero un esquema o una estructura no es la realidad, sino una herramienta para estudiar la realidad. Igual que un esquema de un texto no es lo mismo que un texto, aunque un esquema puede dar la información que precisamos en ese momento. Si un millón de personas comentaran un texto, habría un millón de comentarios diferentes de un texto, porque no coincidirían nunca exactamente las palabras o las frases, aunque fuesen parecidas. Sin embargo, si pidiéramos a un millón de personas que hicieran un esquema de un texto, habría pocos esquemas diferentes, en comparación. Posiblemente se repetirían mucho, siendo personas diferentes, porque todos buscarían algo concreto y limitado. El comentario personal no tendría un fin determinado, como lo tendría un esquema.

El estructuralismo acaba confundiendo la estructura con la realidad. La gramática y la sintaxis son herramientas del lenguaje, pero hay teorías que pretenden que la gramática es una realidad innata. Si intentamos leer los primeros textos escritos en la Antigüedad o en la Edad Media, encontraremos una sucesión de signos que no respetan las divisiones de las palabras y donde no existen los signos de puntuación que separen las frases. La gramática y la sintaxis surgen como consecuencia del desarrollo de los textos escritos, para tratar de contextualizar las frases y las palabras, estableciendo reglas que responden a unas convenciones sociales. El habla no respeta las convenciones sociales porque se sitúa en un contexto que aporta un significado diferente en cada persona, con sus gestos, su actitud, su carácter o su intención. Lo que se llama gramática generativa no es posible porque una herramienta no genera nada, como mucho repite patrones o esquemas, separados de un contexto y, por tanto, carentes de sentido.

Peseta no acuñada en plata o acuñada en latón, conocida popularmente como «la Rubia». Foto: Wikipedia

Por fastidiar a la gramática y a la sintaxis, dejando claro que se trata de herramientas basadas las convenciones sociales y no de realidades, el origen de las palabras podría ser muy diferente, más allá de esas convenciones. La formación de las palabras se debería a procesos simbólicos y metafóricos en un contexto, aunque los significados originales se han perdido precisamente porque la lengua se separa del contexto progresivamente a lo largo de la Historia. De hecho, en el pasado existían cientos de miles de lenguas diferentes, de diferentes grupos, correspondientes a un modo de vida tribal, separado en pequeñas comunidades. Incluso dentro de una misma lengua, se utilizaban jergas, se inventaban lenguas para diferenciarse de otros grupos y los modos de hablar podían ser diferentes en cada pueblo. La aparición de la escritura, el desarrollo de los textos escritos, la imprenta y la tecnología, han contribuido a uniformizar las lenguas y han provocado la desaparición ese proceso creativo continuo, o al menos su disminución en un contexto tecnológico simplificado y uniformizado.

Innata sería, más bien, la capacidad para entender o expresar una visión del mundo a través de los símbolos y las metáforas. La gramática establece que existen familias de palabras porque comparten una misma raíz de la que se derivan. A esta raíz se le llama «morfema» porque comparten la misma forma o la misma palabra original. Todas ellas tendrían un significado derivado del original. Sin embargo, no se tiene en cuenta el origen de la palabra y que el significado varía en función de las metáforas o el significado simbólico.

Si tomamos la raíz «sol» con el significado de «sol» y todas la palabras derivadas que hacen referencia a un significado derivado, la gramática incluiría todas ellas en la misma familia de palabras. «Sol» procede del latín «sol-solis», pero también del griego, siendo su significado en esta lengua, «disco metálico», por ello la palabra «soldado» también comparte esa misma raíz, al hacer referencia al escudo redondo o a una moneda. El soldado sería alguien a quien han dado una moneda o han pagado, por ello «soldada» es el pago del soldado. Aunque también podría ser que indique el precio que se pagaba, es decir, una moneda por cada soldado, algo normal en el pasado. Podría tener también otros significados, metafóricos o simbólicos, que expresarían la forma de ver el mundo en el contexto en el que esas palabras fueron creadas. La gramática simplifica la realidad, por desconocimiento, aunque resulte útil como herramienta, al establecer las reglas convencionales de una determinada lengua o idioma.

Stamnos del siglo VI a.C. Cerámica ática. Hoplitas, soldados de la Antigua Grecia

Se podría ver el significado de otras palabras en griego, a ver qué pasa. «Soldar» tendría esa misma raíz, siendo su significado «sol y oscuridad», querría decir que, al soldar, saltan chispas de luz en la oscuridad. Muy parecida sería la palabra «solidaridad» , en este caso, sol o luz y oscuridad se reparten entre dos, por igual. «Dar» es «oscuridad», en griego. Podría referirse a la oscuridad por el sol o a un tiempo de «sol a sol». «Sólido» se llamó a la moneda de oro bizantina creada por Constantino el Grande (324-337 d.C.), un pedazo de sol. La reforma monetaria de Constantino consiguió estabilizar la moneda, al convertirse el sólido en la base de la economía del Imperio, empleándose hasta el siglo IX como moneda de cambio y en el comercio internacional hasta el siglo XI. En el siglo VII el Califato Omeya acuñó el «dinar» de oro, con las mismas características de pureza y peso que el sólido, agudizando el conflicto entre ambos Imperios.

Capitán América. Foto: Wikipedia. El personaje apareció por primera vez en 1941 en Captain America Comics. Fue diseñado como un supersoldado patriota que luchaba contra las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial. Dejó de editarse en 1950, para resurgir en 1964

El patrón oro sustituyó al patrón plata en 1870. El Real de a ocho, acuñado por la Corona de Castilla, en 1497, debido a los enormes yacimientos de plata descubiertos en Bolivia, concretamente,en Potosí, y Méjico. Se convirtió en la primera divisa de uso mundial a finales del siglo XVIII, por su amplio uso en Europa, América, África y extremo Oriente, siendo la primera moneda de uso legal en Estados Unidos hasta 1857, año en que fue desautorizado su uso. En el mundo anglosajón el Real de a ocho o «peso duro», era conocido como el «dólar español» o «spanish dollar». El símbolo «$» era utilizado en la contabilidad española y representa las columnas de Hércules que figuraban en una de las caras de la moneda. El valor de la moneda estaba determinado por su contenido en plata, por ello su uso se difundió desde Filipinas en el Sudeste asiático, y después a China, a finales del siglo XVIII. El Real de a ocho es la base de los pesos americanos y Filipinas, el dólar estadounidense, el yuán chino, el yen japonés, el won coreano, el dólar australiano y el dólar canadiense. El precio de las acciones en el mercado de valores de Estados Unidos, denominado en octavos de dólar, perduró hasta 1997.

Real de a ocho de 1796, resellado en Sudán. Foto: Wikipedia. Todos los países del mundo resellaban las monedas españolas, como moneda propia

En 1737, «peseta» era definida como equivalente a dos reales de plata. La primera vez que se da nombre a una moneda fue en 1808, siendo acuñada en Barcelona, durante la Guerra de la Independencia. En 1809, se acuña una moneda de cinco pesetas, equivalente a la de ocho reales. En el reinado de Isabel II se acuñó el escudo de plata equivalente a 12,5 gramos de plata y estaba dividido en 100 céntimos de escudo, introduciendo con ello el sistema decimal. El escudo de oro se acuñó desde 1535 a 1833. En el reinado de Isabel II volvió a acuñarse la peseta, sirviendo para pagar a las tropas en la primera Guerra Carlista. Por esta razón, se llamó «peseteros» a los soldados que formaron parte de las tropas. A finales del siglo XIX el valor de la plata se depreció, por lo que su valor nominal era más alto que su valor real. El Estado, al tener el monopolio de la acuñación de moneda, se benefició de la diferencia de valor. Se dieron muchas falsificaciones de moneda, pudiendo ser el contenido en plata, en algunos casos, mayor que el original. La falsificación más conocida fue el llamado «duro sevillano«. La bandera de Sevilla contiene un símbolo similar al que aparece en los Reales de a ocho, por lo que puede tener relación con la acuñación de moneda.

Real de a ocho de 1768. Foto: Wikipedia

En cuanto a la etimología u origen de la palabra «dólar«, si fuera español, y puestos a interpretar, podría ser la palabra «llar» o «lar», que significa olla o caldero que se levanta con una cadena sobre la cocina. Este motivo aparece en escudos nobiliarios desde época medieval y que podría hacer referencia al lugar donde se guardaban o atesoraban las monedas, posiblemente en una vasija. En ese caso, podría ser que la bandera de Sevilla signifique que «no llenan la olla acuñando moneda, para que a otros no se les vaya la olla» o, al menos, no tanto, o en menor medida.

Armas de la Casa de Lara, de origen medieval