«Piadoso» es un adjetivo que se asocia a un sentimiento religioso. Significa compasión por los sufrimientos ajenos o comprensión por las faltas o errores de los demás. Piedad es una palabra con un significado religioso similar cuando se dirige a los demás, aunque también es un sentimiento que se recibe o se solicita, de alguien que está por encima, también fuera del contexto religioso.

Piedad procede del latín «pietas«, que significa devoción o amor respetuoso por la familia, la patria, los dioses, la amistad, etc. y no hay un término similar en castellano, siendo lo que se llama «sentido del deber» o «el honor», algo parecido. Pietas fue la principal virtud de la antigua Roma, que se atribuye a su fundador, el héroe Eneas, adjetivado como «pius» o «pio», en la Eneida de Virgilio. El hombre que poseía «pietas», «realizaba todos sus deberes para con la divinidad y para con los seres humanos, plenamente y en todos sus aspectos». Sería como decir que es un hombre justo, o un hombre que cumple con los sacrificios a los dioses. Los romanos se veían a sí mismos como los más piadosos de los humanos y tenían la seguridad de que, por ello, eran ayudados por los dioses. Sin embargo, incluía más aspectos, puesto que la acusación de impiedad, «impietas«, que podía ocasionar el destierro o la muerte, se basaba en el incumplimiento de la observación pública religiosa o de culto, siendo no tanto una preocupación religiosa como cívica, puesto que podría ocasionar la caída de la «res publica», la ira de los dioses titulares que protegían la polis.

Sestercio del emperador Herenio Etrusco (251 d.C.). Pietas en el reverso, con los objetos del sacrificio, como la jarra de libaciones, lituo o bastón curvo, pátera y simpulum. Foto: Wikipedia

«Pietas» que se corresponde en griego con «eusebeia», era igualmente importante en la antigua Grecia y algunos filósofos conocidos fueron acusados de impiedad o «asebeia», entre ellos Sócrates, Anaxagoras, o Aristóteles. Los cristianos fueron acusados de impiedad en la antigua Roma al negarse a quemar incienso ante las imágenes de los dioses. El concepto de «pecado» era desconocido por griegos y romanos, por lo que al traducir el Nuevo Testamento del arameo, se tuvieron que buscar palabras aproximadas. «Pecado» es «amartia», en griego, una palabra que significaba «sin marca». Puede ser que «mártir», proceda de esta palabra, que puede relacionarse también con «martis», en griego, con el significado de testimonio o prueba. La palabra «pecado» procede de «peccatum», en latín, con el significado de acto culpable, falta o error.

La «pietas» de los romanos tuvo que adaptarse a lo que sería la piedad cristiana, pero el contexto no era el mismo, puesto que, en los reinos cristianos, se separa el poder político del religioso, llegando a ser dos poderes que se apoyan, por la dependencia mutua de sus estructuras y que, al mismo tiempo, compiten entre sí. La Edad Media europea es el escenario de las luchas entre ambos poderes, por la imposición de uno sobre el otro, no sólo de forma simbólica. Sin embargo, el Imperio romano de Oriente, o Imperio bizantino, siguió siendo un estado monárquico y teocrático, civil y religioso, al mismo tiempo, siendo el dogma y la ortodoxia defendidos por el emperador.

El término griego «catholico» se asocia a la iglesia occidental, cuyo significado se ha entendido como que se refiere a algo universal, puesto que hay un adverbio, «catholou» con el significado de «en general». Sin embargo, se podrían buscar otros significados, puesto que hay muchas palabras que empiezan por «catho» y en el contexto de los primeros siglos, el significado podría ser cualquier otro. La segunda parte de la palabra podría ser «lithos» o piedra, en griego. Siguiendo con el argumento anterior del carácter público de las rituales romanos y griegos que se realizaban en el exterior del templo, el culto de los cristianos se realizaba en el interior, por contraste. El cristianismo en los primeros tiempos se realizaba de forma oculta o clandestina, por ejemplo en las catacumbas y, después, dentro de los muros de una iglesia. En los monasterios, o también en el caso de los eremitas, los fieles se apartaban de la vida pública y de la vida social. Quizá por el recuerdo de ser una religión perseguida, o porque los cristianos eran esclavos o prisioneros en Roma, se entendía la religión como algo «interior». «Katho», tiene ese significado de armarse o protegerse con armaduras o con muros, en este caso, que estaría también en la palabra «monacato».

Anfínomo y Anapio, conocidos como los hermanos piadosos de Catania, o también como «Los eusebios», representan la piedad filial. En una erupción del Etna, los hermanos prefirieron cargar con sus padres dejando sus riquezas, por lo que los dioses los preservaron de las llamas, poniéndose a salvo. El mito explica el origen de las dos ciudades que recibieron el nombre de Etna, Catania e Inesa .

El título de la película «Cautivo del deseo» o en inglés, literalmente, «Del deseo humano«, cuenta una historia en el que el protagonista se mueve por su voluntad y su deseo, pero no por su razón, por lo que se entendería que es un cautivo o prisionero de su deseo. Por ello, actúa de una forma en la que parece cojear mentalmente, correspondiéndose con el defecto físico de una cojera que padece el protagonista. Al principio de la historia vemos a este hombre, Philip, en un contexto diferente a donde después se desarrolla la película, puesto se presenta como un artista en su estudio o alguien que pretende ser un artista. Un amigo suyo, a quien él mismo pregunta su opinión sobre su trabajo, le hace ver, de forma razonable, que no puede dedicarse a algo para lo que carece de talento. Siguiendo su consejo, el protagonista decide empezar a estudiar la carrera de medicina, como su padre.

Philip estudia la carrera de medicina integrándose plenamente con sus compañeros y obteniendo buenas calificaciones. Aunque ha olvidado su idea de ser artista, conserva algunos dibujos que decoran su apartamento, los cuales son para él un recuerdo de lo que pudo ser, según dice él mismo. Durante una clase, un padre lleva a su hijo para ser examinado por los doctores. Se trata de un niño simpático y saludable, pero con un defecto en el pie similar al que él mismo padece. Philip está traumatizado por su defecto físico, aunque no lo expresa. En el niño se ve a sí mismo, alguien saludable, con todas las cualidades deseables, pero que, por ironías del destino, tiene este defecto físico. No hay explicación razonable para justificar por qué, siendo algo que simplemente sucede. No padecer esa condición fue algo que pudo ser, pero no fue.

Philip conoce a Mildred, una atractiva camarera de la que se enamora. Mildred es una mujer que no tiene nada en común con Philip y, aunque establecen una relación, solo muestra indiferencia hacia Philip, dándole igual encontrarse con él o no, según dice ella misma. Mildred no entiende a Philip, porque su comportamiento no es el que espera de los hombres con los que habitualmente trata. Además, al darse cuenta de su cojera, piensa que es la explicación de su extraño proceder. Finalmente prefiere a otro hombre, Emil, que la propone casarse con él y rechaza a Philip, justo antes de que él mismo la propusiera el matrimonio. Al final son tres personajes que tienen en común carecer de razón en sus decisiones. Quizá, para Philip, Mildred representa un «pudo ser pero no fue», un enamoramiento pasajero, pero que él tiene el poder de cambiar esa inercia o que está en su mano que «sea», convirtiéndola en su esposa.

Philip sigue con su vida de integración en su medio social, iniciando una relación con una nueva pareja, Norha, una chica culta e inteligente. Norha intenta ayudarle y comprenderle, haciéndole ver que su cojera no importa, que es algo que se aprecia en el momento de conocerle, pero que después se olvida.

Entonces Mildred vuelve a su vida, al ser abandonada por Emil, quien además la ha dejado embarazada. Philip va a hablar con él para que asuma su responsabilidad, pero resulta que este hombre ya estaba casado y no tenía intención de tener una relación formal con Mildred, ni quiere saber nada del embarazo. Philip decide abandonar a Norah para volver con Mildred, puesto que sigue enamorado o, más bien, sigue estando cojo, física y mentalmente. Mildred vuelve con él porque sabe que no es como los demás hombres y que la aceptará, suponiendo que es por bondad o porque es cojo, sea como sea interpretada esa cojera. Philip decide salir a cenar con Mildred y pide a un compañero suyo, Harry, que les acompañe. Se trata de un joven alegre y jovial por el que Mildred se siente atraída, al tiempo que, durante la cena, Philip les contempla, sin participar en sus conversaciones y sus bromas. Ambos se enamoran y Mildred vuelve a abandonar a Philip para marcharse con Harry a París.

Philip vuelve a centrar su atención en su trabajo, hasta que Mildred regresa con su bebé, tras haber sido abandonada por Harry. Philip la acepta de nuevo en su casa, sin poder evitar ayudarla. Pareciera que Mildred utiliza a Philip como bastón en el que apoyarse debido a su ceguera particular. Aunque Mildred, esta vez, quiere conquistar realmente a Philip, empleando todos sus encantos, pero es rechazada. Al sentirse humillada , Mildred destroza el apartamento, sus libros y recuerdos de su vida como artista y también valores y bonos para pagar sus estudios, que había recibido de un tío suyo. Mildred se marcha dejando a Philip sin ese dinero que necesitaba para seguir estudiando.

Escena de la película «Cautivo del deseo». Mildred intenta seducir a Philip

Sin embargo, antes de abandonar la universidad, es operado de su pie, siendo corregido su defecto físico. Philip es ayudado por una familia, especialmente por Sally, la hija responsable y sensata, mientras busca un trabajo para vivir. Después de un tiempo, Philip recibe la noticia de que su tío ha muerto, dejándole una herencia suficiente para terminar sus estudios.

Mildred regresa de nuevo, esta vez enferma. Philip la ayuda pero no la recoge en su casa. Mildred padece una enfermedad incurable y Philip se entera de que recientemente ha perdido también a su hijo, por una enfermedad. Finalmente Mildred muere en un hospital. Philip acaba sus estudios y recibe una confirmación a su solicitud para embarcarse como médico en un barco. Sin embargo, Philip es ahora otro hombre, puesto que se ha librado de su cojera física y mental y lo que pudo ser, ya es. No necesita huir en un barco que le lleve. Philip renuncia al puesto y decide quedarse, proponiendo a Sally que se case con él.

La película se rodó en 1934 y otras actrices rechazaron interpretar a una heroína tan perversa como Mildred, porque podría perjudicar sus carreras. La misma Bette Davis dijo que llegó a comprender las maquinaciones de Mildred a medida que la interpretaba.

El compromiso con el público parece que se orienta a presentar a una Mildred mala y a un Philip bueno. Sin embargo, Philip no tiene piedad con Norah y pretende convertir a Mildred en un adorno de su colección de dibujos de mujeres de «pudo ser pero no fue». Mildred no es inteligente, ni comprensiva, pero instintivamente, no le gusta ser cosificada, puesto que ella es una mujer y espera ser tratada, o maltratada, como una mujer, no convertirse en un objeto exótico. Es por ello que prefiere marcharse con cualquiera que se cruza en su camino, con un comportamiento comprensible, antes que quedarse con Philip.

Philip no se comporta como un hombre o pareja normal y cuando Mildred pretende seducirlo, es rechazada, chocando con la indiferencia de Philip. En realidad, las maquinaciones son las de Philip, aunque podría ser un caso de manipulador manipulado, puesto que Mildred se da cuenta de que no tiene el control y se convierte en una figurita necesaria en esa composición mental de Philip, representando quizá su problema o su cojera, que el mismo se ha buscado. Mildred muere y desaparece, igual que su cojera, al final, sin que necesite mantener su recuerdo. Ambos protagonistas estarían cautivos de su deseo, en el caso de Mildred, precisamente por su falta de visión de la realidad y en el caso de Philip, por el deseo muy real de no haber tenido esa cojera.

Las interpretaciones de Bette Davis se caracterizan por la ambigüedad que proporciona a sus personajes, desorientando al espectador que espera ese compromiso que permita identificar sin esfuerzo, al personaje «bueno» y al personaje «malo».

Bette Davis en el papel de Henriette

La película titulada «El cielo y tu» (1940), siendo el título original «All this, and heaven too», literalmente, «Todo esto, y el cielo también«, cuenta la historia de un triángulo amoroso, que termina con el asesinato de uno de los implicados (la esposa, la duquesa de Praslin), siendo acusados los otros dos. Finalmente uno de ellos es absuelto (la supuesta amante), por falta de pruebas, y el otro es declarado culpable (el marido, el duque de Praslin ), al asumir su responsabilidad antes de morir. Después, la sombra de la duda y la sospecha persiguen a la presunta amante (la niñera de sus hijos, Henriette).

El duque de Praslin, interpretado por Charles Boyer

El personaje de Henriette convence a la audiencia, dentro y fuera de la película, con su elocuencia, de su inocencia, puesto que toda la película es un flash back de la propia protagonista, donde ella misma relata y proporciona su versión de los hechos, quedando exculpada ante sus alumnas, unas niñas que dudaban de ella, y también ante el espectador.

Cartel de la película «El cielo y tu»

La historia está basada en hechos reales, recogidos en un libro por la nieta de Henriette DeluzyDesportes. El suceso fue un escándalo para la época, en la Francia de Luis Felipe I. Francia estaba inmersa en una crisis económica, lo que motivó la revuelta contra la tiranía de las clases aristocráticas, quienes eran juzgados en un tribunal especial. Los franceses pensaron que el duque de Praslin disfrutaba de ese trato especial. Como resultado de la revuelta, el rey abdicó del trono en 1848. En París, el duque fue vilipendiado como un asesino cruel y brutal, su esposa muerta fue considerada una mártir, y la institutriz, detenida para ser interrogada, como instigadora de su infelicidad y posible conspiradora en el asesinato de la duquesa.

En la película, al igual que en la historia real, Henriette huye de Francia, trasladándose a Estados Unidos, «La tierra de la libertad», para empezar una nueva vida como profesora en un colegio de niñas, ayudada por quien sería su marido, Henry Martyn Field, un pastor presbiteriano.