No resulta fácil deducir la fecha de aparición de un topónimo en un determinado lugar, puesto que su uso puede prolongarse durante siglos o milenios. 

Un topónimo puede tener un origen prerromano, pero pudo transformarse en época romana en uno nuevo que recordaba al anterior. Igualmente se pudo cambiar en la Edad Media por  una palabra parecida, aunque su significado fuera diferente para las nuevas gentes que llegaban a un determinado lugar. También es posible  que fuera sustituido por una palabra diferente con el mismo significado.

La mayoría de los topónimos que conocemos en la actualidad tienen un origen medieval o incluso en la Edad Moderna, cuando se completa oficialmente el proceso de reconquista y repoblación de la Península. Corresponden a multitud de dialectos y variantes lingüísticas.

Establecer separaciones es muy difícil porque las gentes se desplazaban continuamente. Es un vocabulario que corresponde a un lenguaje no escrito y por ello en continua transformación. Se creaban palabras cuyo uso podía perdurar o limitarse a una determinada época y lugar.

La palabra “carra” se ha conservado en muchos topónimos de Castilla, especialmente en la Ribera del Duero, en las provincias de Valladolid y Segovia. Aunque también parece habitual en La Rioja y Aragón. Más al sur, es frecuente en Guadalajara y provincias limítrofes. Se puede encontrar en otras provincias con mayor o menor frecuencia.

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Peñaflor de Hornija (Valladolid)

Carra” significa en los lugares donde se conserva “camino”, aunque esta palabra no existe en el diccionario con este significado. La definición de “carra” en el diccionario es: “En los teatros, plataforma deslizante sobre la que va un decorado o parte de él, que aparece, desaparece o se desplaza, según lo requiera la representación.”  Como adjetivo, “carro o carra” , “dicho en especial de la fruta podrida o pasada.” En los topónimos suele aparecer como palabra compuesta “carramolino”,  «carramonte”,  “carrabermejo”…   Estas palabras compuestas son actualmente el nombre de calles y caminos. En estos casos, por ejemplo, en “Camino carramolino”, es una redundancia.

Hay un topónimo en Padilla de Duero (Valladolid), “Carramimbre”, que nos permite hacer una Arqueología de las palabras.  “Min” significa camino y forma parte de la palabra en francés “chemin” y del castellano “camino”.  “Bre” puede proceder de “chevre” que es “cabra” en francés actual. “Mimbre” significaría “camino de cabras” y fue puesto en algún momento de la Edad Media.  Siguiendo las leyes de la Arqueología, el último nivel es el más moderno. A “mimbre” se le añade “carra”. No sabemos en qué época ni a qué idioma corresponde, pero es más moderno que “min” y más antiguo que “camino”. Cerca de allí, en Peñafiel, existe el topónimo “carraovejas”.

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Cima del Carracuriel y la «Cruz del siglo» en Piñel de Abajo. Foto: Valladolid, la mirada curiosa 

En la misma zona, Carracuriel es el nombre que se da a un monte en el pueblo de Piñel de Abajo. El castillo de Curiel de Duero está a pocos kilómetros. “Cu” o “cur” parece hacer referencia a las cuevas y túneles de acceso al castillo. Este castillo es muy antiguo y tiene muchas historias. Una de ellas cuenta que allí permaneció preso Diego de Castilla, hijo de Pedro I «El Cruel»,  desde los 11 a los 64 años. Quién sabe si el nombre de una fuente en Piñel, «La Fuente del Cura Viejo», se debe a esta historia, a alguien que salió ya viejo del castillo. Se dice que sobre la puerta de entrada hubo una inscripción, hoy desaparecida: “Hic curules me fecere”.

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Artesonado mudéjar de la iglesia de Santa María de Curiel de Duero.  Foto: Paula Guillot

“Carr” es una palabra o raíz celta asociada a los términos relacionados con el transporte y los desplazamientos. No solo es frecuente en España puesto que es habitual en toda Europa, especialmente en las islas Británicas y en Irlanda. “Carr” en irlandés significa “coche” y abundan los topónimos. Carrantouhill es el nombre que recibe la montaña más alta de Irlanda, en el Condado de Kerry.

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Cima nevada del Carrantouhill (Irlanda). Foto: John Finn

También está presente en los topónimos de otros países. No tenemos que esforzarnos mucho para acordarnos de Carrara, en Italia. Prueba de que es un término muy antiguo es el nombre de Carras, en la actual Turquía. Este lugar estratégico fue el escenario de la derrota del ejercito romano ante los partos, en el 53 a.C. 

Tenemos en castellano palabras que empiezan por “carr” como “carrasco”. Usando un poco la imaginación, puede referirse al “hombre del camino”. “Co” es una terminación que se usa para indicar un oficio u ocupación. “Carrasca”, puede ser el árbol del camino, muchas veces la casa del hombre del camino.

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La “carraca” es una embarcación muy utilizada en la Edad Media en el Mediterráneo, para el transporte de mercancías. “Carraca” se llama también a un instrumento de percusión. Podemos imaginar que este sonido de carraca o matraca era muy habitual en los siglos pasados, puesto que cualquier mecanismo o artilugio (molinos, barcos, carros,…) debía emitir un sonido similar, por el golpeteo de maderas y engranajes.  La carraca es un instrumento de percusión, presente en las procesiones de Semana Santa, que acompaña a algunos pasos o escenas de la Pasión.

Entre los topónimos, Carranque (Toledo) puede significar “el camino que lleva al más allá”. “Que” significa “más allá” , bien geográficamente hablando o en otro sentido. En castellano tenemos la palabra “aquel” , que es un pronombre, pero también es un sustantivo que tiene este significado.

En esta zona abundan los restos arqueológicos de origen romano. La villa romana de Carranque destaca por la riqueza de sus mosaicos. Las excavaciones han sacado a la luz mosaicos que representan escenas mitológicas. Posteriormente hubo asentamientos medievales en este lugar y llegó a ser un convento. Se tiene noticia de un poblado llamado “La Cabeza” y de una iglesia, Santa María de Abajo. Puede ser que la presencia de representaciones de dioses y los antiguos templos llevaran a las gentes de época medieval a pensar en un “más allá”.

 

Topónimos

Casa de Materno. Parque Arqueológico de Carranque (Toledo)

Por otra parte, hay otros nombres de pueblos que tienen la terminación “que”.  No muy lejos está el castillo de Jadraque. Otra posibilidad es la existencia de minas, cuevas y túneles en esta zona, que también podrían ser un más allá subterráneo. El “más allá” estaría abajo.

Por último, echando un vistazo al río Henares y alrededores, por casualidad hemos llegado al Santuario de la Virgen de Riansares, en Tarancón (Cuenca). El puente del arroyo es de origen romano o tardorromano y recuerda bastante a los puentes  de Carramedina, un antiguo camino entre Tudela de Duero y Medina del Campo (Valladolid). Estos puentes de piedra se dice que son romanos, pero están en el medio de ninguna parte, aunque son bien conocidos por los ciclistas. 

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Puente de Carramedina, Aldeamayor de San Martín. Foto: Valladolid, rutas y paisajes

Según la leyenda de la Virgen de Riansares, esta imagen fue trasladada a Valladolid cuando tuvo lugar la invasión musulmana, volviendo nuevamente a Tarancón. No vamos a seguir ahora este camino que parece que nos lleva a Tarancón, pero vamos a dejarlo apuntado por si podemos enlazar por aquí en otro momento.