«Condescendencia» es una palabra con varias acepciones, según el diccionario. Se puede definir como el deseo de complacer, dar gusto y acomodarse a la voluntad del otro, o referirse a una amabilidad forzada que nace del sentimiento de superioridad hacia otra persona. Un tercer significado sería «aceptar o tolerar con suficiencia y desdén». Parece que los significados cambian en función de la posición. «Condescender» está formado por la palabra latina «descendere», con el significado de bajar o descender, como puede ser del cielo o de las alturas al llano. En un contexto militar se emplea con el sentido de «empeñarse» en el combate, similar a «bajar al barro», «dar suplicio» a los inocentes, o bien con el sentido de «abrazar» un partido o «dejarse arrastrar» al juego o «penetrar profundamente» como las palabras en el corazón. «Cum» o prefijo «con» en castellano, tiene el significado de «en compañía», «juntamente con»o «en medio de»o también un significado de consecuencia. La «condescendencia» puede ser desde la altura hacía el llano o desde desde el llano a la altura, si se adopta esa posición por agradar o por acomodarse. También existiría condescendencia con el otro, a una misma altura, si tomamos la tercera acepción.

La palabra en latín, que se corresponde con el significado de «condescendiente», es «obsequens» que significa ser complaciente u obediente, es decir, tener deferencia u obedecer a alguien, o bien, referido a uno mismo, dejarse llevar por algo que proporciona agrado. «Indulgens«, tiene también un significado hacia uno mismo y hacia los demás, con el significado de ser complaciente o condescender con las faltas de otros o con las propias, en el sentido de «darse», «al vino», por ejemplo, o cuidarse a sí mismo en algún aspecto concreto, posiblemente descuidando todo lo demás. Sin embargo, nos queda la duda en la interpretación, puesto que, hablando de posición, si el que es condescendiente con la voluntad del otro, no estará dando la vuelta a la posición al observar y adaptarse a la voluntad del otro, puesto que el hecho de moverse y adaptarse según lo que observa le sitúa arriba, mientras que el que permanece inmóvil en su posición, pasa a ser observado, perdiendo una supuesta superioridad.

En este caso, lo que hace que se mantenga una posición de superioridad es la condescendencia del que se supone que está en el llano, hacia el que se supone que estaba en las alturas, puesto que esa supuesta superioridad no se corresponde con la realidad. Si pudiéramos simplificar el mundo como una posición frente a su oposición, seguramente, los que ocupan una posición, soñarán con agendas y protocolos que les mantengan en su posición, sin darse cuenta de que el mayor enemigo es esa misma inmovilidad, para los demás y para sí mismos, mientras que todo se mueve y cambia a su alrededor.

Fotograma de la película «Blade runner»

Es posible que exista una coincidencia entre el tema de la película de Blade Runner y la historia de los viajes de Gulliver, al ser los sueños el tema de ambas historias. En la película, los sueños están representados por las figuritas de origami. La gallina representa el primer sueño o deseo que tienen los replicantes, que es la búsqueda de su origen, de familiares que han visto en las fotografías y que es el deseo del replicante Leon Kowalski, y que podría simbolizar la edad infantil, al querer mantener o recuperar el pasado que no tienen. La figura del hombre representa el presente del hombre y sus impulsos. La figura del unicornio representa un amor imposible, una ilusión de futuro que no puede ser, porque el tiempo es limitado. El personaje de Gulliver, protagonista de la historia cuyo autor es el clérigo irlandés Jonathan Swift (1667-1745), se presenta en el título como «primero cirujano y después capitán de varios barcos». Se dice que el autor se burla del subgénero literario de los «relatos de viajes», de la sociedad de su tiempo, e incluso, de la naturaleza humana. Es posible que, el personaje del oficial de policía llamado Gaff, que se queda en segundo plano fabricando origamis, represente a un hombre con la misma actitud que Jonathan Swift, que tolera con suficiencia y desdén.

Fotograma de la película «Blade runner»

Gulliver en Liliput representa a un hombre al que el mundo se le queda demasiado pequeño y limitado para sus sueños y deseos. Precisamente por esa razón no puede valerse por si mismo y tiene que ser aceptado y mantenido por los liliputienses, que pretenden utilizarlo para servir a sus intereses. Gulliver, al negarse a cumplir las órdenes de unos y otros, cae en desgracia y es considerado un traidor, pero consigue huir del país finalmente en un bote. En el país de los gigantes le pasaría algo parecido, puesto que representa a un hombre demasiado pequeño en relación a deseos y necesidades demasiado grandes, por lo que que se convierte en un juguete o entretenimiento de la Corte, o en algo que debe ser guardado en una caja para estar a salvo de todos los peligros, debido a su pequeña estatura. Gulliver habla al Rey sobre los rifles y cañones que se utilizan en Europa, lo cual le hace poca gracia. Curiosamente, cuando él era el gigante, no le gustaban las actitudes belicistas de los liliputienses y sus deseos de guerra, del mismo modo que al rey de los gigantes tampoco le gustaba que Gulliver hablase del potencial bélico europeo. Finalmente, un águila atrapa la caja donde estaba Gulliver y al llevarlo volando entre sus garras, vuelve a caer al mar, donde es rescatado por un barco.

En su tercer viaje, Gulliver llega a la isla flotante de Laputa, tras un naufragio, un reino dedicado a las artes, la música y la astronomía, pero totalmente incapaz de aplicarlas de modo práctico, provocando, como consecuencia, la ruina a sus habitantes. Se dice que este relato es una sátira hacia la burocracia y la Royal Society y sus experimentos. La Gran Academia de Laputa invierte enormes recursos en investigaciones tales como «extraer rayos de sol de los pepinos» o «ablandar el mármol para utilizarlo como almohada», que parecen seguir una suerte de dialéctica entre contrarios o un pensamiento inverso que nos recuerda al método paranoico-crítico. Durante su estancia se suceden episodios, como una conversación con fantasmas de hombres célebres y un encuentro con hombres inmortales, pero viejos, con las enfermedades de la vejez y a los que se considera legalmente muertos a partir de los ochenta años de edad. Finalmente toma un barco que le lleva a Japón, donde se persigue a los cristianos, siendo identificados con una prueba que consiste en hacerles «pisotear el crucifijo». Gulliver pide al Emperador que le exima de la prueba, a lo que el Emperador accede. Quizá signifique que Gulliver no tenía ningún interés en ser un mártir o ser consecuente con sus creencias, por tanto el Emperador confirma que no es cristiano. Gulliver decide volver a casa, con la decisión de pasar allí el resto de sus días.

Fotograma de la película «Blade runner»

Sin embargo, debido a que le aburre su trabajo como cirujano, decide volver a embarcar. La tripulación se amotina y le dejan abandonado en un bote salvavidas. Gulliver llega a un país en el que se encuentra con unas criaturas similares a hombres deformes, donde también conoce a un caballo hablador. Los caballos, que se denominan Houyhnhnm, que significa en su lenguaje «naturaleza perfecta», son quienes gobiernan, mientras que los Yahoos son las criaturas deformes, es decir, son hombres salvajes. Gulliver se integra en la sociedad de los caballos, rechazando a los yahoos, seres dotados de una apariencia de razón, que solo utilizan para satisfacer sus vicios. Sin embargo, los caballos decidirán que Gulliver es una amenaza y deciden expulsarlo. Contra su voluntad, es rescatado por un barco portugués cuyo capitán es un yahoo, que sin embargo, es una persona cortés y sabia. Podría ser que los caballos representen un mundo ideal o de los sueños, como puede ser el mundo de las ideas de Platón, separado del mundo puramente material, representado por los yahoos. Ambos aspectos del hombre no se pueden separar en estado puro, en contra de lo que piensa Gulliver, por ello se sorprende cuando encuentra a un yahoo que, siendo materialmente hombre, tiene ideales y sueños. Diríamos que frente a esas separaciones ideales de lo que es un hombre, se encuentra con la realidad, que no se puede desdoblar o separar, formando parte de todo lo que constituye el «ser», filosóficamente hablando. El caballo representa la idealización, la divinización y la muerte, puesto que las ideas no se pueden separar de la realidad material.

Gulliver vuelve a su hogar en Inglaterra, pero no puede convivir con los yahoos humanos, por lo que se convierte en un ermitaño, evitando en gran medida a su familia y a su esposa y pasando mucho tiempo al día hablando con los caballos en el establo. Los caballos podrían representar cualquier idealización o divinización sin tener en cuenta la realidad, aunque también puede haber confusión con lo que consideramos la realidad en función de ideas y estructuras previas, puesto que quienes se confunden, no son conscientes de que se confunden. El problema no está en ser capaces o no de hacer estas separaciones, puesto que el error está en intentar hacer estas separaciones y desdoblamientos en algo que no se puede separar, es decir, establecer categorias y confundirlas con el «ser», filosóficamente hablando. Recuerda al personaje de San Agustín, puesto que, como neoplatónico, realiza un desdoblamiento del «ser». La verdad estaría en el interior, en el mundo de las ideas, separándolo del mundo material. Por ello, su mujer o su hijo se convierten en «un resultado de su pecado» y también los abandona, o quizá los tolera con suficiencia y desdén. Gulliver sale al mar y navega físicamente o materialmente, pero no mentalmente, puesto que busca un ideal que no existe, salvo en forma de caballo que habla. Finalmente, sin poder adaptarse a su vida, se convierte en un ermitaño. Digamos que Gulliver busca en el mar lo mismo que San Agustín en el desierto.

El dios de la bahía de Roses. Salvador Dalí. Foto: Fundación Gala-Salvador Dalí

Ulises, héroe griego, también sería un ejemplo de navegante. En este caso, emprende un camino de vuelta a su hogar, donde le esperan su reino, su mujer y su hijo, después de la guerra de Troya. Los dioses o las circunstancias ajenas a su voluntad, lo alejan de su intención inicial, retrasando su regreso durante años. Cuando regresa a Ítaca, hubiera sido posible que su tiempo hubiera pasado, puesto que, si se le supone muerto, su esposa se habría casado de nuevo y habría tenido hijos con su nuevo marido, el reino tendría rey y Telémaco, su hijo, posiblemente no sería el heredero del reino. Sin embargo, no sería esa la realidad, y los dioses ordenan a Ulises regresar a Ítaca, enfrentándose a todos los pretendientes. Sería lógico pensar que la historia de Ulises resulta determinada, más que por él mismo, por los dioses que deciden su vuelta a Ítaca y por la obstinación de Penélope, puesto que Ulises llevaba muchos años conviviendo con la ninfa Calipso, habiéndose diluido su objetivo inicial en el tiempo, por su imposibilidad, siendo los dioses quienes ordenan a Calipso que le deje marchar. La Odisea de Homero tiene un final feliz, puesto que Ulises se reencuentra con su hijo y con su padre y llega aun acuerdo de paz en la ciudad. En esta historia es Penélope la que la que se mantiene en un ideal, pero no de forma ciega, puesto que había establecido un límite para la espera. Ulises no se convierte en ermitaño, sino que espera pasar una tranquila vejez, una vez cumplida su misión.

Podríamos pensar que Ulises se convirtió en nihilista, con tantos retrasos y desventuras. Calipso es la personificación de la isla desierta donde permanece Ulises durante siete años, hasta que los dioses le dan la oportunidad de salir. Calipso posee abundantes recursos para sobrevivir y le ofrece la la inmortalidad a cambio de quedarse en la isla, lo que podría interpretarse como que, en una isla desierta, el paso del tiempo no tendría importancia. Calipso le da dos hijos Nausinoo y Nausitoo, nombres relacionados con la navegación, que podrían significar la «imposibilidad de navegar» y la «navegación en círculos». Ulises decide abandonar la isla en una balsa que construye él mismo.

Rocas del cabo, Jávea. Joaquín Sorolla. Foto: Wikipedia

El holandés errante, según la tradición, es un barco fantasma, condenado a vagar para siempre por los mares y océanos del mundo sin poder llegar a puerto. Según versiones de la leyenda, quiso doblar el cabo de Buena Esperanza en una tormenta, jurando que lo haría aunque tuviera que intentarlo hasta el día del Juicio final. Se dice, que cada siete años se le permitía bajar a tierra para encontrar una mujer con quien compartir su maldición. Es posible que la tierra tenga el significado de una mujer. Quizá signifique que se le permite acercarse a los acantilados, debiendo alejarse para evitar hundirse. Se suele encontrar un parecido con la historia del «judio errante» . Según la leyenda, era un judío que se burló de Jesús en el camino hacia la Crucifixión, por lo que Dios le condenó a vagar hasta su retorno, el día del Juicio Final. Quizá tenga que ver con la visión del mundo, puesto que las representaciones cristianas de la Edad Media se corresponden con un mundo geocéntrico y cíclico, de muerte y resurrección, mientras que una visión no geocéntrica supondría una noción del tiempo lineal, sin fin. Rodear África en una embarcación significaría que se navega hacia el Oeste y se vuelve por el Este, como el movimiento circular del sol, pero al «holandés errante» se le condena a un movimiento hacia adelante, que no tiene destino ni fin.

Carreta fantasma, 1944. Salvador Dalí

El nihilismo es una corriente de pensamiento o doctrina filosófica que reduce todo a la nada. La vida no tiene sentido, no existe una deidad , puesto que el universo y la naturaleza son indiferentes al ser humano. No existe un fin determinado por un orden divino, no hay verdad absoluta y la realidad es aparente. Niega el determinismo y entiende un devenir constante. Nietzsche creía que el nihilismo era el resultado de la «muerte de Dios» e insistía en que debía ser superado, con un nuevo significado de la realidad. El nihilismo, con múltiples matices, existe desde la Grecia clásica y en la época helenística, representado en la escuela cínica y en el escepticismo. Hay autores que hablan de un nihilismo positivo, que da lugar a opciones infinitas, una vez rechazados los dogmas, y un nihilismo negativo, puesto que la negación de cualquier principio ético lleva a la negligencia y a la autodestrucción.

El escepticismo en general da lugar a múltiples formas de pensamiento o doctrinas filosóficas en época helenística. Según los estoicos, «no podemos controlar lo que pasa a nuestro alrededor, pero sí que podemos controlar lo que pensamos sobre estos eventos». Quizá, en cierta medida, pueda funcionar, pero la realidad sigue siendo la realidad, aunque huyamos, pensemos de diferente forma, seamos pesimistas u optimistas. Es una forma de pensar bastante geocéntrica o egocéntrica. Llevado al extremo podría acabar en una distorsión cognitiva, si se basa en procesos emocionales, produciéndose entonces una inversión en la percepción de la realidad. Lo importante sería que algo «parezca», no que «sea», convirtiendo el mundo en nada, no porque sea nada, sino que porque lo que se quiere mantener no se apoya en nada. Convertiríamos el mundo en un teatro, o en juego de «hacer como si fuera», como una especie de vuelta a la infancia, totalmente separada de la realidad.

El balandrito. Joaquín Sorolla

A la pregunta de por qué España es un país que no ha podido alcanzar la madurez política y democrática, no sería tanto por la capacidad de reconocer los problemas y saber como afrontarlos, sino de conocer por qué se producen esos problemas. Habría que ver la historia reciente y hacer una comparación con otros países que no tienen ese problema de falta de «madurez». «El principio de soberanía nacional, que reside en el pueblo, que la ejerce a través de sus representantes y por medio de referendum. Ningún sector del pueblo ni ningún individuo podrán arrogarse su ejercicio», como recoge la Constitución francesa de 1958, siendo el principio fundamental que precede a todo el articulado. La Constitución dice que Francia es una República en su artículo primero y se refiere a la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos. No utiliza los términos «Nación» ni tampoco «Estado», puesto que Francia es una Republica. Se entiende que integra a ambos conceptos, sin necesidad de desdoblar Estado y Nación. La Constitución francesa es algo confusa si se compara con la Constitución de los Estados Unidos de 1787, puesto que deja claro que «Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos… instituimos y sancionamos esta Constitución para los Estados Unidos de América». Otro tema es cómo se redacta una Constitución y por quién, debiendo seguir un proceso establecido.

Referirse al término «Estado» se debe posiblemente al contexto histórico en el que se redacta la Constitución española, puesto que el régimen de Franco se define a sí mismo como «Estado nacional», que es una herencia del siglo XX. La Constitución en el artículo 1 dice que España es un Estado, por lo que tendríamos que entender que sigue siendo un «Estado nacional». Hay un Estado español, pero España no es el Estado, puesto que España es una Nación que tiene un Estado. España no se constituye porque ya existe. Si España es una Democracia, entonces tendrá un Estado democrático. Si hay un Estado feudal, entonces la Nación española o los españoles no existen porque serían una propiedad, como el territorio. El «pueblo» estaría formado por vasallos, siervos o esclavos. En una dictadura el Estado está por encima de la Nación, aunque se llame «Estado nacional», puesto que no hay Democracia.

Foto: Dream! Alcalá

La Transición española empezó en 1967, con la aprobación de la séptima ley fundamental del Reino o Ley Orgánica del Estado, sometida a referendum en diciembre de 1966, con el voto favorable de un 95,99 % de los votantes. Su objetivo era culminar la institucionalización y asegurar la perdurabilidad del régimen después de Franco. El Título primero se dedica al Estado nacional. La figura del jefe de Estado se define en el Título segundo. En el título tercero separa las figuras del jefe del Estado y presidente del Gobierno. Con este ley, se puso en práctica, en parte, la llamada «democracia orgánica«, es decir, se condiciona el ejercicio de cualquier derecho individual a las decisiones tomadas en las corporaciones sociales tradicionales, como la familia, el municipio, el sindicato, organizaciones eclesiásticas o el partido único. El régimen de Franco era un «Estado autoritario y corporativo» que se inicia con la primera Ley Fundamental o «Fuero del trabajo», en 1939. A partir de 1966 con la Ley Orgánica del Estado se contempla la posibilidad de implantar un tipo de democracia orgánica. En lugar de partidos políticos, los órganos naturales de asociación para el régimen eran tres: la familia (donde se nace), el sindicato (donde se trabaja) y el municipio (donde se vive). Aunque hay coincidencias con el sindicalismo y el anarquismo, estas ideologías eran asociativas, a diferencia de las corporaciones, que eran tradicionalistas y muy jerarquizadas. El corporativismo es uno de los fundamentos de los fascismos históricos del siglo XX.

La definición de España del articulo primero de la Constitución como un Estado social y democrático de derecho, es muy confusa. «Social» puede parecer un término bastante neutro. Podría pensarse que tiene que ver con el socialismo. Sin embargo, históricamente el «Estado social«, tiene un significado similar a un «Estado nacional». Es muy importante el significado de este término porque es el primero que define a España y por ello está por encima de cualquier otro término que aparezca después, puesto que el orden indica la primacía. Primero los principios fundamentales y después todo lo demás. No dice que España sea una democracia, sino un Estado democrático de derecho. Primero, el Estado, sin que se explique qué tipo de democracia. «De derecho» es un término que no aporta nada al término «democracia». Todas las civilizaciones han tenido un cuerpo de leyes escritas, por tanto, históricamente, los imperios de la antigüedad y reinos medievales eran «de Derecho». Otro tema es quién y cómo, es decir, quién tenía esa potestad legislativa. No se puede decir que el Imperio Romano no era «de Derecho» o que el régimen de Franco no era «de Derecho». Estado democrático de derecho, significa que el Estado sigue un procedimiento para redactar leyes, pero el adjetivo democrático sigue a Estado. El Estado está primero y por encima. Es el mismo caso que el término «Estado nacional«. Si en el preámbulo se hubiera dejado claro el protagonismo de la Nación en el contrato o se hubiera invocado el principio fundamental de soberanía nacional como hace la Constitución francesa, no sería tan confuso. Si hubiera dicho que España es una Monarquía parlamentaria o una República, se hubiera evitado definir España como un Estado. También es muy confusa la figura del rey, puesto que es «jefe del Estado» y «símbolo del Estado», siendo parte del organigrama del Estado.

El Estado social es un concepto que surge en el siglo XIX en la Alemania de Bismark, que se ha utilizado en el siglo XX como sinónimo del Estado del bienestar y que se asocia al sistema de economía social de mercado, en Alemania. Las interpretaciones del término «economía social de mercado» han sido muchas, a lo largo del siglo XX. Para algunos autores era un tercer camino entre capitalismo y socialismo. Los conceptos de Estado de bienestar y Estado social son contradictorios y pueden ser también opuestos, puesto que el primero tiende al socialismo y el segundo tiende a un Estado reformista. Finalmente ambos son expresiones del «estatismo«, puesto que se busca evitar el traspaso de poderes al pueblo o comunidad, por ello, se ha dicho que es antidemocrático o antiigualitario. El Estado nacional y el Estado social son una herencia del siglo XX. El primero busca su justificación en una identidad nacional, determinada por peculiaridades culturales. El Estado social se justifica en identidades sociales, que pueden ser ideológicas, económicas o de todo tipo. Lo que resulta difícil es clasificar el tipo de Estado que diseña la Constitución del 78. Podría ser un «Estado social territorialista nacionalista».

Encierro estilo fernanduco de Fernán Caballero (Ciudad Real). Consiste en «la suelta de dos toros en un recorrido en forma de «V». Así, los corredores pueden encontrarse a un animal de frente, mientras huyen perseguidos por el otro. El encierro se termina sacando un carro al recorrido, para citar a los animales, animando el festejo en su tramo final.» Turismo de la Mancha. Foto: Onda Cero

El Moises de Miguel Angel forma parte del grupo escultórico que decora la tumba del papa Julio II, realizada entre 1513 y 1536. A ambos lados se sitúan las figuras bíblicas de Raquel y Lea. Se dice que representa a Moises después de recibir los mandamientos en el Monte Sinaí. Cuando Moises encuentra al pueblo de Israel adorando el becerro de oro, arrojó las tablas a los pies del ídolo, quebrándose, como consecuencia. El significado de la rotura de las tablas puede ser que los mandamientos son la base fundamental dada por Dios. Sin esa base fundamental, los sueños, representados por el becerro de oro, son ilusiones vanas, puesto que esos deseos y sueños no tienen una base sólida que los sostenga, estando destinados a desaparecer, como una ilusión. Moises representado con los cuernos del toro, simbolizaría los deseos y sueños que se apoyan en la realidad o en una base fundamental dada por Dios. A partir de esa base todo puede ser posible, sin ella, solo puede suceder el desastre.

Raquel y Lea eran las dos hijas de Labán. Jacob quería casarse con Raquel y Labán le propuso trabajar para él durante siete años para darle a cambio la mano de su hija Raquel. Cuando terminó el plazo acordado, la mujer entregada en matrimonio fue Lea, por ser la hija mayor. Labán entrega también a Raquel a Jacob a cambio de otros siete años de trabajo. Lea tuvo hijos y Raquel tardó catorce años en tener a sus hijos José y Benjamín. Quizá tenga que ver con la necesidad de seguir el orden establecido, que se consideraba lo justo, puesto que la hija mayor debía casarse antes que la menor. Jacob cumple con ese requerimiento al casar con Lea y querer casarse con Raquel, estando dispuesto a ofrecer otros siete años de trabajo. Seguramente, dar en casamiento a la hija menor, podía condenar a la mayor a no poder casarse, puesto que habría pasado su turno, al haber sido sustituida por la menor.

Tumba de Julio II. Miguel Angel Buonarroti (1475-1564)

Es posible que la carreta fantasma no llegue nunca a ninguna parte hasta el día del Juicio Final, o que vaya hacia atrás, en vez de hacia adelante, quizá porque carece de principio. Quizá signifique que los sueños no pueden tirar de la carreta. La Constitución española parece un texto fuera de época en comparación con el las constituciones de los demás países europeos. Sin embargo, podría no ser tan difícil reformarla, puesto que simplemente habría que cambiar el orden de los artículos, como las otras constituciones. No habría que cambiar los artículos, solamente el orden. Primero los derechos fundamentales, desde el artículo 1. Después, a partir del artículo 38, el actual artículo 1 que pasaría al artículo 39, Capítulo tercero del título primero, donde se recogen los principios rectores de la vida social y económica. Ahí estaría bien la definición del Estado, sea la que sea. Los derechos fundamentales del individuo van primero, al igual que la actual constitución alemana, italiana o francesa. En esta última los derechos fundamentales no están en el articulado, pero se declara en el preámbulo, en su primera frase, en la que declara su adhesión solemne a los derechos del hombre. Al fin y al cabo, la Constitución no dice nada sobre que no se pueda cambiar el orden de los artículos, así que, no será un proceso de reforma constitucional tan costoso.