El nombre de «Christo«podría tener que ver con la palabra «crisis» en griego y en latín, aunque esta palabra en griego se escribe con «k» (letra kappa) y no con «ch». Es una palabra con muchos significados , entre ellos, «separación», «juicio», «crisis de una enfermedad»… Se podría entender la muerte de Cristo en la cruz como un estado entre la muerte y la vida, puesto que este lugar intermedio se representa en el arte de diferentes maneras. Simbólicamente correspondería a un atardecer, siendo la muerte equivalente a la noche o la oscuridad. En las representaciones de la Crucifixión en la Edad Media suelen aparecer la luna y el sol. Los brazos de la cruz se pueden interpretar como si representaran la línea del horizonte, no solamente en el Cristianismo sino en muchas culturas que utilizan un símbolo similar, incluso en la Prehistoria. La cruz egipcia «anj» es un jeroglífico que significa «vida» y que se relaciona con la inmortalidad, la idea de la vida después de la muerte y como símbolo de renacimiento. Fue utilizada por los primeros cristianos de Egipto, puesto que su significado era asimilable a la cruz cristiana. El óvalo de la parte superior podría representar el recorrido del sol sobre el horizonte durante el día. Otros símbolos similares en Mesopotamia, se asocian a diosas como Ishtar o Tanit, con un significado que tiene que ver con el aspecto femenino en contraposición a lo masculino. Para los egipcios, la noche representaba el descenso del sol para realizar el recorrido nocturno, donde tenía que enfrentarse a la serpiente Apofis, que intentaba romper el orden cósmico, la «Maat». Cuando el cielo se teñía de rojo era causa de las heridas provocadas a Apofis. La Diosa cobra, a la que se da el nombre de «Uraeus», era un símbolo de resurrección, asociada al viaje del sol por el cielo. El faraón era hijo del sol y el ciclo diario se identificaba con el ciclo de muerte y resurrección.

En cuanto al nombre de Jesús, es la traducción al griego de un nombre original hebreo o arameo. Los autores de los textos cristianos de los primeros siglos eran griegos o utilizaban la lengua koiné o «lengua común», una variedad de la lengua griega utilizada en el mundo helenístico, pero no sabían cuál era el nombre original ni su significado. Sin tener en cuenta las palabras con las que podría relacionarse en griego, podríamos deducir que es un nombre relacionado con la vida y la muerte, puesto que el nombre de Jesucristo representaría la totalidad del ciclo cósmico, la muerte y la resurrección. Indicaría una posición central en el universo, al igual que los mapas de T en O medievales, que sitúan Jerusalén en el centro del mundo. Los nombres pueden tener muchos significados e interpretarse de diferentes formas.

La primera teoría heliocéntrica del sistema solar que se conoce es atribuida a Aristarco de Samos (310-230 a.C.). El modelo astronómico aceptado en su tiempo se basaba en un sistema geocéntrico, siendo la teoría asumida por Aristoteles y Ptolomeo. Aristarco afirmaba que las estrellas estaban infinitamente lejos y que, por ello, no había paralelaje visible, permaneciendo siempre fijas. La idea fue duramente criticada, puesto que parecía estar en contradicción con la percepción cotidiana y sus aplicaciones prácticas. El astrolabio, basado en una proyección de la esfera celeste, fue utilizado como principal instrumento de navegación marítima hasta la invención del sextante, en 1750. Las consecuencias de la teoría heliocéntrica de Aristarco llevaba a conclusiones en parte verdaderas y en parte falsas. La hipótesis contradecía además las doctrinas filosóficas clásicas aceptadas.

Caracteres chinos que significan «centro» y «nación o país». Para los occidentales, «China», nombre de origen árabe.

Lo cierto es que en todas las culturas la visión del mundo era geocéntrica, lo que tenía consecuencias religiosas, políticas y sociales. «Zhongguo«, traducido como «Nación del centro«, es el nombre con el que los chinos se refieren a su país. Este nombre apareció por primera vez escrito en el siglo VI a.C. con el sentido de «el centro de la civilización o del mundo» o «bajo el cielo», aunque sus caracteres aparecen en una vasija de la dinastía Zhou (1046-256 a.C.). El carácter «zhong», que significa «centro», tiene una forma similar a la cruz. Esta denominación de «Reino del medio» se corresponde con el nombre de «Imperio del sol naciente» para Japón. En Asia, los mapas de T en O, establecen el centro del mundo en sus lugares de origen. El mapa de Babilonia del mundo, es una tablilla de arcilla datada en el siglo VI a.C., que representa la región de Mesopotamia. En realidad, seguimos condicionados por una visión del mundo geocéntrica, incluso en nuestra visión de la sociedad y en la política, al establecer una división entre derecha e izquierda y un centro, así como al establecer una división entre arriba y abajo. Son estructuras muy rígidas y con dificultades para aceptar los espacios intermedios y, por tanto, conflictivas. A ello se unen Oriente y Occidente, el Norte y el Sur. Aumentar las divisiones de las estructuras es seguir con el mismo esquema y en lugar de dar libertad significa reducirla cada vez más. El problema que se deriva es la inmovilidad y la limitación, física y mental. Sin embargo, la realidad es cambiante, ni siquiera los puntos cardinales son fijos, puesto que el polo norte magnético cambia continuamente.

Mapa babilónico del mundo, centrado en el Éufrates, rodeado por un océano circular. Siglo VI a.C. Foto: Wikipedia

El Cristianismo intentó durante siglos establecer una compatibilidad entre ciencia y religión, adoptando la idea geocéntrica del mundo de Aristóteles, que justificaba el orden político y social. Las nociones aristotélicas aceptadas por la iglesia, defendían la finitud y unicidad del universo, ordenado según esferas concéntricas. La sociedad se basaba en una estructura jerárquica, que partía de un punto que estaba en la cúspide de la pirámide y se establecía un orden de arriba abajo. Las estructuras sociales seguían este principio de ordenación, creando una estructura piramidal que era inamovible. La teoría heliocéntrica y sus consecuencias, como la creencia en la infinitud del universo o la existencia de otros mundos, motivó la muerte en la hoguera de Giordano Bruno en 1600, y la condena sobre Nicolás Copérnico (1616) y Galileo (1633), por el peligro que suponía la nueva astronomía para la religión.

Salvator Mundi, 1500. Leonardo Da Vinci

El marxismo en el siglo XIX no deja de ser una visión del mundo geocéntrica, añadiendo a la cruz egipcia, la visión aristotélica del mundo, que aporta la división en estructuras, y la dialéctica como motor de la Historia, idea tomada de Heráclito (540-480 a.C.), a quien se considera creador de la dialéctica. La visión geocéntrica del mundo, al no ser capaz de anular el centro en torno al que gravita, se convierte en el hoyo hacia el cual nos empeñamos en seguir cavando. El materialismo pone el centro en la materia y resulta que la materia ya no está en el centro, puesto que el mundo es heliocéntrico, y solo está el vacío, como curiosamente representa Leonardo da Vinci en 1500. Las estructuras creadas por los modos de producción cambian por el enfrentamiento en una lucha dialéctica. El error del análisis del marxismo es que la nueva estructura creada por la burguesía y el capitalismo no surge por una dialéctica entre las estructuras existentes, sino por un factor exterior, como es el descubrimiento de América y la ampliación del mundo conocido. El poder político y religioso basan su riqueza en la tierra y son estructuras inmóviles, sin embargo, la burguesía es creativa porque crea los medios de producción respondiendo a la necesidad del momento, puesto que si no existe la iniciativa individual, no se crean y no existen. El error o ingenuidad marxista consiste en pensar que puede apoderarse de unos medios de producción en un mundo cambiante. Por contra, el capitalismo es un sistema de medios de producción que no tiene la garantía de la inmovilidad y está obligado a adaptarse o desaparecer. Está por ver cómo se consigue ser inmóvil y cambiante al mismo tiempo, cuando todavía no hemos podido superar la visión geocéntrica del mundo.

Políptico de Gante. Altar del Cordero Místico, 1432. Hubert y Jan van Eyck. Catedral de San Bavón. Representa en la parte superior a un Cristo en Majestad y las figuras entronizadas de la Virgen y San Juan. A ambos lados una corte celestial de ángeles y Adán y Eva. En la parte inferior, el cordero místico adorado por ángeles y cuatro grupos en la parte central. En las tablas laterales se representan a los jueces justos, los caballeros de Cristo, los ermitaños y los peregrinos acompañados por San Cristóbal.

En cuanto al final de la Historia, se refiere al final de la Historia para la burguesía, puesto que se diluye en la clase inferior del proletariado, eliminando cualquier cambio en las estructuras, en el caso de la baja burguesía. La alta burguesía se uniría en vidas y fortunas a la nobleza tradicional. Representa un círculo que se cierra, volviendo al estado inicial de una sociedad de estructuras inamovibles, una sociedad estamental de privilegios y desigualdad jurídica. No olvidemos que la envidia, el resentimiento y la soberbia son el motor de muchas acciones en la Historia. Las estructuras son una simplificación de la realidad, un instrumento que limita la realidad o el esquema que sostiene una construcción, cuando tienen una aplicación práctica a algo concreto y limitado en sí mismo, como puede ser una obra de ingeniería. Lo que hace el estructuralismo aplicado a cualquier ciencia social, es llevar el conocimiento a un callejón sin salida, porque impide el avance a partir de la teoría, por muy atractiva o novedosa que parezca. De hecho, el marxismo lleva a un final de la Historia cuando se termina la lucha de clases, que conduciría a un igualitarismo. En ciencias sociales ha llevado, o bien a una fragmentación de temas y lugares que impide una visión global, o a la afirmación de que la Historia como disciplina no existe, o que no es posible, o que todo vale, puesto que es imposible, por mucho que se reduzca o se limite, adaptarla a esquemas o estructuras fijas y darla por terminada, porque solo será una versión abierta a que se puede contrarrestar.

Lo que llamamos «progreso» se basa en un materialismo, puesto que se trata de tener cada vez mayores logros materiales, porque se supone que se traducen en un mayor bienestar. El problema es que nuestras necesidades materiales no son infinitas o, al menos, el bienestar no es una cuestión exclusivamente de logros materiales y no son el centro de la existencia. El siguiente paso será crear necesidades que no existen. También seguir en el empeño de un centro material y volvernos contra nosotros mismos, buscando nuevos horizontes en nuestro propio cuerpo, mediante la tecnología, y que, más allá de las necesidades, se convierta en un asalto al cuerpo, sin sentido ni finalidad, como un juego de malabares tecnológicos, tratando de demostrar que pueden separarse las capacidades del ser humano, en la pretensión de que funcionan mecánicamente de forma independiente, al ser reducidas a cuerpo y materia. Autómatas e ingenios mecánicos se construyeron en Alejandría en la Antigüedad por encargo de las clases pudientes, con la finalidad de impresionar, convirtiéndose finalmente en complicados juguetes, sin utilidad práctica.

Los cuatro grupos que adoran al cordero son: en los grupos de más allá, la iglesia católica y mártires hombres y las mártires mujeres. En primer plano, junto a la fuente, un grupo de reyes y sirvientes judíos y paganos, la iglesia católica, papas y obispos

El significado de la Crucifixión es asimilable a ese materialismo, porque es un maltrato del cuerpo, al ser fijado a la estructura de la cruz, aunque, en este caso, la crueldad de la imagen deja en segundo plano el simbolismo. La cruz de madera hace referencia al lugar de origen, y también se identifica con el elemento femenino, puesto que los árboles hacen referencia al linaje de la mujer. En cuanto a la sangre, puede recordar al mito del dios Mitra, que hace referencia a lo hijos, puesto que, incluso hoy en día, aunque es una expresión anticuada, se dice que los hijos son de la sangre de alguien, «sangre de mi sangre» para decir que son hijos propios. La corona de espinas es como la rama del árbol que, en lugar de crecer y ascender, se retuerce sobre sí misma. En el relato bíblico de la creación del hombre por Dios, se dice que fue modelado a partir del barro, es decir, fue hecho de materia, otorgando vida a esa figura. El hombre vive en el Paraíso, pero Dios le exige un compromiso, al establecer algo que no puede hacer. Finalmente Adán y Eva incumplen la prohibición establecida por Dios, siendo el resultado la expulsión del Paraíso. Dios crea al hombre de la materia, pero está dotado de voluntad y de responsabilidad, algo que le diferencia del resto de las criaturas. Adán y Eva lloran de dolor por abandonar el Paraíso, pero no sufren un castigo físico sobre su cuerpo, siendo el dolor de sufrir las consecuencias de sus actos.

Agnus Dei y Santo Grial. Los ángeles portan los símbolos de la Pasión de Cristo

Habría que tener en cuenta las coincidencias entre Jesucristo y el dios egipcio Osiris, así como el «Dios que sufre» de Mesopotamia, (estudiado por Henry Frankfort en «Reyes y dioses», 1951). El Cristianismo es una religión que recoge rituales y diferentes aspectos de otras religiones con las convive desde el siglo I d.C. mediante un proceso dialéctico. El mito del «dios que sufre» o dios agonizante y la «diosa de luto«, que es su madre, su esposa y su hermana al mismo tiempo, nos recuerda a los temas representados por la iconografía cristiana. La Pasión es la representación de una muerte o de un proceso que se prolonga durante tres días, hasta que no queda sangre, siendo entonces cuando se produce la muerte, al ser herido por un soldado con una lanza. Si tuviéramos que definir al Dios bíblico de alguna manera, podría decirse que se caracteriza por la Justicia y la Ley. En Mesopotamia, las catástrofes naturales se atribuyen a las faltas de los hombres, pero no saben que es lo que han hecho mal exactamente para merecer el castigo. Incluso los dioses más poderosos, que representan fuerzas de la naturaleza, sufren y son obligados a pasar temporalmente por el reino de la muerte. En el Cristianismo se concibe el dolor y el castigo como un mérito, que será recompensado en la otra vida.

El Descendimiento, 1443. Rogier van der Weyden. Museo del Prado

Puede ser que la actitud ante el dolor y su protagonismo, se deba a que el Cristianismo fue una religión de esclavos en los primeros siglos, aunque después muchos de ellos ascendieran en la escala social conservando su religión. La palabra «doulos» en griego, significa «siervo» o «esclavo». Además de la amplitud geográfica del Imperio, los esclavos y los ejércitos se trasladaban de un extremo a otro del Imperio continuamente. Quizá el relato represente una realidad social, si la figura de Cristo representa a un esclavo. La cruz como el centro en el que confluyen Este y Oeste, es decir, nacimiento y ocaso, representa a una persona que no experimenta ningún cambio de situación durante su vida, puesto que el sol en el centro, que coincide con la cabeza, está en la línea del horizonte. Es una manera de decir que se nace esclavo y se muere esclavo, sin posibilidad de cambio ni de dialéctica, sin altibajos ni desigualdades. Los hijos que tendrán con mujeres de cualquier lugar del Imperio, serán esclavos igualmente. La cruz es el elemento femenino y puede significar que las mujeres de su propio lugar de origen tendrán hijos que serán igualmente esclavos, que puede estar simbolizado por la lanza en el costado, es decir, que se atribuye a la costilla el elemento femenino, tradicionalmente. Se cuenta que la lanza provocó que saliera sangre y agua del cuerpo. En realidad, es similar a lo que conocemos como «derecho de pernada» en época medieval. El señor puede ejercer un derecho que significaría que el primer hijo le pertenece, para destinarlo a sus ejércitos o a cualquier otra finalidad, ejerciendo o no ese derecho de pernada. Sin embargo, el esposo tendrá que criar y mantener el hijo hasta que alcance la edad suficiente, tanto si es hijo biológico suyo como si es del señor.

Hércules y Euristeo. Cerámica de figuras rojas, 510 a.C. Museo del Louvre

La figura del crucificado representa un significado similar a la figura del centauro, puesto que es un hombre atrapado por su origen, que le convierte en esclavo o soldado, siendo las estructuras sociales inamovibles. Según la tradición, el grial sirve para recoger la sangre en ese proceso en el que se separa el cuerpo del alma, al morir. También se separan el cuerpo y la sangre, que se recoge en el grial, por tanto el recipiente representa un elemento femenino, puesto que contiene la «forma», que representa el cuerpo. Quizá represente un nuevo nacimiento, o los hijos que nacen de la sangre. La cruz representa el árbol o el origen, pero es un árbol muerto, sin raíces ni ramas. Las vasijas parecen estar relacionadas con embarazos. Hércules, en su cuarto trabajo, capturó al jabalí de Erimanto, una criatura enorme, capaz de arrancar los árboles de raíz. Se cuenta que llevó al jabalí sobre sus hombros y que, Euristeo, asustado, se escondió en una tinaja de bronce que había mandado construir para refugiarse cada vez que Hércules regresaba de sus trabajos. Según cuentan, Euristeo era sietemesino, porque la diosa Hera adelantó su nacimiento para que fuera rey de Micenas, arrebatando el trono a Hércules. Parece como si la vasija hiciera referencia a un nuevo nacimiento, recuperando ese tiempo para completar las cuentas.

Tríptico de la Epifanía o Tríptico Bladelin, 1450. Rogier van der Weyden

La muerte y resurrección para los antiguos parece que fue un relato incompleto, desde un punto de vista geométrico, puesto que hay una necesidad de completarlo con una segunda venida de Jesucristo. Jesús es un hombre pero se identifica con el sol, al mismo tiempo, como un dios del cielo. Su muerte representa un trayecto de arriba abajo, un sol en lo más alto, un descenso hasta la línea del horizonte que representa la muerte o la noche. Desde este punto, una subida desde la muerte, la resurrección como hombre, puesto que vuelve al mundo de los vivos, y finalmente el ascenso a los cielos. Al identificarse con el sol, falta una parte del círculo, puesto que no es posible un ascenso sin descenso. Es por ello que se narra una segunda venida, pero no como un nacimiento, puesto que esa parte del círculo ya se ha realizado, sino que se cuenta que será como adulto, desde el cielo. En el tríptico Bladelin, Van der Weyden sitúa dos hoyos en el suelo junto al niño, por lo que los personajes del nacimiento miran al mismo tiempo al niño y a la muerte. En otra representación del nacimiento de Jesús, este pintor ha incluido la figura del Crucificado y aparecen también los dos hoyos en el suelo. Sobre el portal, aparece la estrella, representando un momento intermedio entre la noche y el día.

Tríptico de la Adoración de los Reyes Magos, 1450-1456. Rogier van der Weyden

En la Edad Media y en los siglos XVI y XVII se hace frecuente, entre los motivos religiosos, la representación conocida como «Noli me tangere«, traducido como «No me toques» o «No quieras tocarme». En la escena correspondiente a este episodio, se representa a Jesús resucitado y a ,, que es rechazada con estas palabras cuando se acerca a su figura. La resurrección y la vuelta al mundo de los vivos transcurre durante un periodo de cuarenta días. En la misma escena, se suele representar a Jesús resucitado como si fuera un campesino o agricultor que se dispone a cultivar la tierra, portando una azada. Si reflejara una realidad con la que la gente pudiera sentirse identificada en ese tiempo, podría representar un cambio de vida para los esclavos o los soldados, cuando se retiraban de la vida militar o pasaban a ser campesinos o siervos, lo cual debía ser una mejora, en comparación, al ocuparse de cuidar los campos. Quizá muchos pasaron sus días en el mar en los barcos de guerra, y entonces podía decirse que iban del mar a villas. En relación con la resurrección, es habitual la representación de la escena conocida como «Duda de Santo Tomás«. Se dice que este santo estuvo en la India y en América. Podría ser que se refiera a que partiendo del centro de la cruz viajó al Este y al Oeste. Los relatos sobre el apóstol en las Indias le atribuyen la predicación entre los nativos y lo identifican con Quetzalcoatl. En algunos lugares, se pretende atestiguar su presencia por la existencia de huellas de sus pisadas en los caminos, en muchos pueblos del Perú, destacando alguna de grandes dimensiones, que se justifica por pertenecer a tan gran varón. Se cree que los dominicos de un convento encontraron su sandalia en un volcán, a la que se atribuyen numerosos milagros. Se puede suponer que el origen de la historia estaría en la similitud del nombre de la India con las Indias y que existió una confusión entre la figura de Santo Tomás y la de San Cristóbal, que era un gigante, y que se representa portando una gran vara, en lugar de la lanza de Santo Tomás. A Santo Tomás se le atribuye la evangelización de Oriente. Según la tradición, llegó a la India por mar y desembarcó en Kerala, siguiendo el periplo del mar Eritreo. Se le representa portando la lanza de Longinos, o el símbolo de su muerte, puesto que fue ejecutado recibiendo múltiples lanzazos en la India.

«Noli me tangere». Tiziano, 1512. National Gallery.

El Tríptico Portinari es obra del pintor flamenco Hugo van der Goes, realizado entre 1476 y 1478, conservado en la Galería Ufizzi de Florencia. Recibe este nombre porque fue encargado por Tommaso Portinari, representante de la familia Medici en Brujas, para ser destinado a la iglesia del hospital de Santa María Nuova en la ciudad de Florencia. La tabla central representa la Adoración de los Pastores. La figura central es la Virgen María, cuya mirada se dirige al niño Jesús que acaba de nacer. Las figuras tradicionales de la Virgen, San José y el Niño, la mula y el buey, son rodeadas por una corte celestial de una jerarquía de ángeles. El que viste una casulla de mayor riqueza en la parte superior y, en el suelo, junto al niño, ángeles con coronas y mantos, como si fueran reyes. En este caso sus alas son de colores como si fueran plumas de aves exóticas y de pavos reales. A la izquierda, los siguientes en categoría visten túnicas blancas y, al fondo, ángeles con túnicas más modestas. La escena se completa con varios personajes representados como gente del campo, trabajadores de diferentes oficios, que acuden a adorar al niño.

Tríptico Portinari, 1476-1478. Hugo van der Goes

El buey en Egipto simboliza el cielo y el caballo o la mula pueden identificarse con la tierra, por lo que su presencia significaría que entre el cielo y la tierra nace el sol, puesto que existe la identificación del nacimiento con el sol. Podría ser que la estrella a la que se asocia el nacimiento sea el planeta Venus, considerado por muchas culturas el más importante de los cuerpos celestes, puesto que aparece al Oeste al atardecer y al Este, al amanecer. Los griegos pensaban que eran dos cuerpo diferentes, aunque Pitágoras teorizó sobre que ambos objetos eran el mismo planeta. Se utiliza la expresión «lucero del alba» para referirse al planeta Venus. Esta misma expresión «lucero del alba» se utiliza en los pueblos del norte de Europa para referirse a una maza con pinchos o púas, repartidas por toda la circunferencia, aunque también fue utilizada por Hércules. Los ingleses llaman a este tipo de arma «mazo de bendecir» o «mazo de agua bendita». Parece una contradicción que los Reyes Magos vayan de Este a Oeste para adorar al Niño, porque se supone que es un nacimiento, sin embargo el nacimiento sucede al final del día o en un anochecer. Si se identifica a Jesús con el sol, tendría que coincidir con un amanecer y, por tanto, Venus estaría junto al sol. La solución sería que llegaran por separado desde el Este, desde el Oeste y desde el Sur o Norte, hacia ese lugar central. De cualquier manera, la escena del cuadro se representa de día, como es habitual en la pintura flamenca, para permitir ver al espectador el paisaje del fondo, por lo que no aparece la estrella.

En el suelo, junto a San José, hay una sandalia que podemos suponer que pertenece a Santo Tomás. En la tabla izquierda aparece el donante con sus dos hijos pequeños y los dos santos patrones, San Antonio Abad y Santo Tomás, cada uno con sus símbolos. Santo Tomás tiene la lanza en una mano, su pie derecho está descalzo y la sandalia parece corresponder. Puesto que se dice que viajó a la India, la mano izquierda podría indicar la dirección hacia el Este y el pie serviría para indicar la dirección Sur. San Antonio Abad fue un santo que vivió en Egipto y se cuenta que se retiró cerca del mar Rojo. Podríamos imaginar que indica la ruta hacia la India por el mar Rojo y que por eso aparecen los dos santos juntos. Los principales intereses económicos de las ciudades italianas y de los Médici estaban en el comercio con Oriente. San Antonio es representado como un anciano, con el hábito negro de la Orden de los Hospitalarios. La «Tau» o cruz era su emblema y un cerdo a sus pies que lleva una campanilla en la oreja, es también uno de los atributos de San Antonio. La Orden fue fundada en 1095, en principio fueron laicos, pero después se convirtieron en Orden monástica. Se extendió por los reinos de Europa, alcanzando su mayor crecimiento en el siglo XIV. En la tabla derecha se representa a la esposa y a la hija de Tommaso Portinari, con Santa Margarita y María Magdalena, con sus atributos tradicionales. Por último, aparece una gavilla de trigo en la parte central de la tabla, que se explica porque el nombre de Belén significa «Casa del pan» y parece hacer referencia a la cosecha. Los dos jarros, uno de los cuales, de cerámica azul y blanca con reflejos dorados, se identifica como cerámica de lujo de Manises (Valencia), contiene tallos de lirios de varios colores. El otro jarro es de cristal transparente y contiene tallos de flores silvestres, campánulas y aguileñas. Es posible que, por el milagro aristotélico de la geometría, al poner un eje central, nos demos cuenta de que lo que parecía opuesto, ocupa los mismos espacios y que son tantas las coincidencias, que nos reconocemos en la imagen, como Narcisos.

El patio, 1975. Triana, mezcla de rock y elementos del flamenco