Cuando se habla del «Genius loci» en la mitología romana se dice que es una especie de genio protector de un lugar. También se define como un espíritu que poseen todas las cosas, los lugares, las personas e incluso los dioses, que define lo que son y lo que podrán ser.

Quizá fue este su sentido original, pero con el tiempo pudo adquirir otro significado. En la iconografía romana clásica se representa como una figura cuyos atributos son una cornucopia, pátera y serpiente. Parece representar, más bien, la prosperidad, los beneficios y la productividad asociados a un lugar. El culto al «genius loci» de las ciudades se celebraba de forma conjunta con el culto al emperador y al Imperio. El culto a los espíritus de las encrucijadas de los caminos y las vías terminaron identificándose con el culto al espíritu del emperador y finalmente el espíritu del emperador se identificó con el espíritu del Imperio como un todo.

Roma se convirtió en un imperio fuertemente burocratizado y militarizado que dependía de las conquistas para mantenerlo. Por ello posiblemente se perdió la veneración al espíritu del lugar como se entendía inicialmente, al menos a nivel oficial.

El «espíritu del lugar» entendido como el respeto a lo que las cosas son y algo que no puede ni debe imponerse, puesto que todo forma parte de ese espíritu, podría ser el objeto de estudio de la Antropología, evitando la confusión que existe actualmente en el empleo del término «cultura». La Historia puede considerarse una rama de la Antropología.

Heródoto de Halicarnaso (484-425 a,C,) es considerado el padre de la Historiografía, es decir, el arte de escribir Historia o la ciencia de escribirla. Su famosa obra «Historiae» fue el resultado de sus investigaciones y exploraciones y se considera la primera descripción del mundo antiguo a gran escala, histórico y geográfico, componiendo un relato razonado y estructurado de las acciones humanas. Obtuvo información de todo tipo de fuentes orales y escritas, desde la observación propia de costumbres y culturas a la obra literaria de poetas y filósofos.

El siguiente gran historiador, Tucídices (431-354 a.C.) se centró en su gran obra «Historia de las Guerras del Peloponeso» en el análisis científico de los datos. A diferencia de Heródoto, que se basó en la posibilidad de verosimilitud, dadas las fuentes y los datos. Tucídices de basó en la veracidad de datos ciertos.

En Roma los historiadores formaban parte de la élite y su razón de ser era estar al servicio de la política. Los comentarios de Julio Cesar sobre las campañas en la Galia, «De Bello Gallico» tenían el propósito de ser usadas como propaganda ante el Senado y el pueblo de Roma. Sin embargo, incluyó muchas referencias a aspectos de la vida cotidiana en el ejercito romano, posiblemente para que el relato ganara en verosimilitud. También incluyó como un recurso para este fin, descripciones etnográficas de los pueblos conquistados, sustituyendo a los listados de pueblos derrotados y batallas.

Motivos militares del Arco de Triunfo de Orange (Francia) en la Via de Agripa, Termina la guerra y empieza la Pax romana o Pax Augusta

El «espíritu del lugar» es un concepto utilizado en la arquitectura moderna que se traduce en la búsqueda de una buena relación con el lugar, tanto física como psicológica. Existen diferentes aportaciones a la llamada «Teoría del lugar».

También ha sido utilizado en las actividades que se definen como «gestión cultural«, puesto que el carácter de un determinado lugar, que engloba todos los aspectos, desde el paisaje a las gentes, arquitectura, etc., es un valor destacable para promocionar «productos culturales».

Incluso las grandes marcas se han topado con el «espíritu del lugar», al darse cuenta de que las decisiones de los compradores dependen de la emotividad o de valores difíciles de cuantificar. Por ello buscan un «espíritu» con el que identificarse, aunque habría que hablar, más bien, de una ilusión. Sin embargo, el fin último de una marca es vender un producto concreto. Por ello debe haber un equilibrio entre el producto, la ilusión y el precio del producto. Si no existiera, se podría entrar en el terreno del engaño o del absurdo. El cliente decide comprar o no y tendrá que valorar si el precio es justo.

Las nueve musas. Heródoto dedicó los libros de su «Historiae» a cada musa

 

Las revistas de Antropología, bien sean editadas en papel o en edición digital, lo que es cada vez más frecuente, pueden ser editadas por las Universidades para publicar trabajos y dar a conocer artículos de investigación. Aunque suelen ser artículos muy especializados y están dirigidos a un público dentro del ámbito de la Universidad, la edición digital las ha hecho accesibles en internet.

Las revistas editadas por museos o centros de investigación, que pueden dedicarse a un ámbito local o provincial o a un tema en particular. Son una buena idea puesto que se promueve que se realicen trabajos de investigación que se dan a conocer mediante la revista.

Puesto que el Patrimonio cultural es algo inagotable, cualquier iniciativa es buena. Se debe apoyar a la gente que de manera voluntaria o desinteresada quiera realizar un trabajo sobre cualquier aspecto relacionado con las tradiciones de un determinado lugar, debido precisamente a que son personas que viven allí o lo conocen bien. Cualquiera que se quiera molestar en  recopilar o describir las tradiciones, leyendas, historias o costumbres de un pueblo, está colaborando en la conservación y difusión de ese patrimonio.

Las revistas editadas tanto por la Universidad como centros culturales o de investigación tienen la ventaja de ofrecer seguridad en cuanto a la permanencia de la publicación y que se pueda recuperar al cabo de los años con alguna garantía.

Actualmente, gracias a internet, se pueden publicar páginas y blogs con diferentes formatos, que aportan mucha agilidad a la hora de acceder a la información y que tienen muchas posibilidades para la edición. A nivel práctico encontrar información en internet sobre cualquier tema, abre muchas posibilidades. Las páginas web pueden tener diferentes formatos y recursos de presentación: fotografías, enlaces, vídeos,,, y son muy flexibles a la hora de acceder a los artículos, puesto que se pueden clasificar por temas o por orden cronológico. Por contra, tienen el problema de la permanencia. Para empezar las páginas existen mientras se mantienen. También el hecho de que admiten cambios con facilidad es una ventaja, si se consigue mayor difusión, pero, al mismo tiempo, no ofrecen esa garantía de permanencia como una publicación tradicional, en la que cada número se da por terminado.

En cuanto a la difusión, si se utilizan las redes sociales, se puede comunicar la publicación de los últimos artículos o volver a destacar artículos que se publicaron antes, por lo que se vuelven actuales. Es posible reutilizar todo lo que se ha publicado en la página constantemente. Por ejemplo, artículos sobre tradiciones que se celebran en una determinada fecha, se puede comunicar todos los años en esa fecha. Reutilizar los artículos permite no desaparecer de la redes sociales, si pasa algún tiempo sin publicar nada nuevo.

Papamoscas y Martinillo. Autómatas de la Catedral de Burgos. Foto:Tripadvisor

La difusión del Patrimonio que pueden hacer los historiadores y antropólogos, tiene como objetivo llegar a un público más amplio. Pasar de un público especializado a llegar a un público, al menos, interesado por la historia y la antropología, pero también por los viajes, el arte o la cultura en general.

Sería una equivocación pensar que la difusión es un trabajo menor, porque se supone que se trata de dar una información simplificada para que pueda ser entendida por la mayoría. Cuando se quiere difundir el Patrimonio se debe contextualizar o interpretar y este es un trabajo que implica también una investigación.  Una información muy especializada, un inventario o un estudio muy técnico, difícilmente servirían para interesar a una mayoría de gente.

Habría que diferenciar entre la difusión que se hace para un patrimonio que, por sus valores artísticos o históricos, no necesitan tanto esa interpretación, puesto que con una campaña de comunicación y marketing puede crecer el número de visitantes. Por poner un ejemplo, la Catedral de Burgos. Aunque no significa que no necesite interpretación, puesto que sería un valor añadido. Sin embargo, es cierto que el público tan numeroso que la visita demanda visitas guiadas y folletos informativos. A veces, en estos lugares tan turísticos, la información es muy técnica, incluso excesiva para el tiempo que dura la visita, pero cumple la función de informar al visitante.

Por otra parte, el patrimonio que no es tan conocido, ni tiene unos valores artísticos tan destacables, como es el caso del patrimonio de muchos pueblos y ciudades. En este caso, sería necesario, además de un trabajo especializado, de investigación o de estudio o realizar catálogos o inventarios, contextualizar ese patrimonio o interpretarlo, para que pueda ser valorado, tanto el patrimonio como el trabajo que se realiza para conservarlo.

Cuando hablamos de «interpretación», según la definición de esta palabra, se refiere a la explicación del sentido o significado de una cosa o acción, o el significado que se atribuye a una palabra o acción. Puede ser la visión o forma personal de ver la realidad.

Interpretación es la palabra que se utiliza para las representaciones de cine o teatro y se refiere a la ejecución o reproducción de una obra musical o de una danza.

Las tradiciones también reflejan la historia de los pueblos, puesto que son un medio de expresión e interpretación de la vida, hechos o sucesos del pasado, aunque, en la mayoría de los casos, se ha olvidado cual fue la motivación o qué se quería expresar.

No es necesario que los historiadores y antropólogos sean artistas para interpretar el Patrimonio, pero cualquier habilidad que se tenga es una ventaja. A diferencia de un artista, un historiador o antropólogo no puede inventar y su trabajo no tiene un objetivo artístico. La interpretación tiene el límite de los hechos y depende de lo que se pueda argumentar o probar basándose en los hechos. Sin embargo, la difusión implica conectar con el público de alguna manera.

La interpretación depende de cada persona y es difícil establecer normas, pero podríamos decir algo, en general. Se puede empezar por estudiar o prestar atención a cada pueblo, sus tradiciones, Historia, monumentos, etc. Si tiene un patrimonio de una determinada época, buscar qué es lo que puede ilustrar o qué es lo que tiene que ver con su historia. Se puede relacionar con una zona geográfica más o menos cercana o quizás tenga algo en común con las tradiciones o Historia de sitios más lejanos.

En ese caso, no deberíamos pensar que la Historia se puede limitar a una provincia o comunidad, ni siquiera a un país, porque además de no seguir un criterio científico, perderíamos información muy interesante y que quizás nos sirva para hacer una interpretación que conecte con el público, que es de lo que se trata con la difusión del Patrimonio.

Simposio «La mujer y el folklore». Las revistas de Antropología y la difusión del Patrimonio. Fundación Joaquín Díaz. Urueña (Valladolid)

Foto destacada: Larario de la casa de los Vetti en Pompeya