San Baudelio fue un santo que vivió en Nimes, provincia romana de la Galia. Logró persuadir a la población en contra de los cultos paganos, gracias a la sencillez de sus palabras y sus dotes para la oratoria.

Cuenta la leyenda que, durante un ritual dedicado a Júpiter, en las colinas que rodean Nimes, el Santo intervino para impedir un sacrificio humano. Al ser detenido por la multitud, se ofreció el mismo como víctima para el sacrificio, por lo que fue decapitado allí mismo con un hacha. Su cabeza rebotó tres veces, según la tradición, surgiendo tres fuentes. Su culto se extendió por Francia y España, en lugares que suelen estar asociados a bosques y fuentes. Muchas de sus iglesias se relacionan con los cruzados y , más tarde, con la Orden del Temple. Existen variantes de su nombre: Baldiri, Baudelio, Baudilio, Boi o Boal. Su significado puede ser «el que habla después de muerto» o «desde el más allá».

El culto a San Baudelio llegó a España antes del siglo XI. Parece estar vinculado a la llegada de la Orden Benedictina, que se expandió por Europa a partir de la reforma de Benito de Aniane (750-821), durante el reinado de Luis el Piadoso, con el apoyo de los Carolingios.

Para entenderlo tenemos que mirar un poco más atrás en el tiempo. El Reino Visigodo de Hispania comprendía la Península y la Septimania, que era la región más occidental de la Galia Narbonense. Los árabes conquistaron esta provincia en el 719. Pusieron sitio a la ciudad de Tolosa, siendo derrotados por los francos en 721. las poblaciones de la Septimania permanecieron fieles al Califato de Córdoba hasta el 752, cuando declaran fidelidad a los francos. Barcelona fue conquistada en 777, pero tuvieron que renunciar a Zaragoza en el año 778.

La Septimania quedó devastada y Carlomagno permitió el establecimiento de feudos y monasterios. Al sur, creó la Marca Hispánica, que constituyó la frontera entre el Imperio y Al-Andalus. En el siglo IX estaba formada por condados independientes, desde Barcelona hasta Pamplona.

 

S IX

Santa Cristina de Lena, s.IX. Pola de Lena (Asturias). Foto: Wikimedia

Es posible que parte de la población visigoda se refugiara en Asturias tras la invasión musulmana, pero la continuidad de los godos o visigodos tuvo lugar en la Septimania, donde se refugiaron gentes procedentes de Hispania. La Septimania fue conocida como Gothia por los Carolingios, aunque los godos parecen diluirse en el siglo IX al integrarse en otras poblaciones.

Por otra parte, no es tan evidente el predominio de los visigodos en Asturias. Galicia, Asturias y parte de la Meseta Norte, estaban ocupadas por el Reino Suevo, antes del dominio visigodo. Al menos, los nombres de los primeros reyes : Pelayo, Aurelio, Alfonso… no se parecen demasiado a los nombres de la lista de los reyes godos. La arquitectura es diferente, posiblemente porque fue una población muy heterogénea, formada también por cristianos llegados por mar desde el Sur.

En cuanto a la parte norte de la Meseta, se le da el nombre de «Campi Gothorum«, en la Crónica Albeldense (881). No hay constancia documental de que este nombre se empleara en época visigoda. Podría ser que muchos visigodos se refugiaran en esta zona, sin formar parte del Reino de Asturias, permaneciendo fieles al Califato de Córdoba, de la misma forma que sucedió en la Septimania. Hasta que, finalmente, debido al empuje de los reinos cristianos, declararon fidelidad al Reino de Asturias, o más tarde, al Reino de León. También es posible el desplazamiento de gentes desde la Septimania, puesto que seguía siendo frontera entre Al-Andalus y el Imperio Carolingio.

Durante los siglos VIII y IX, el Reino de Asturias no tuvo un gran protagonismo bélico en la expansión hacia el Sur, posiblemente porque tenía demasiados conflictos y guerras internas. La presión en la frontera entre cristianos y musulmanes se produce en el siglo X. Durante este siglo se realizan expediciones de castigo, de los cristianos en Al-Andalus y de los musulmanes en los reinos cristianos. El Reino de León se expande a finales del siglo XI.

 

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Ermita de San Baudelio de Berlanga (Soria). Foto: sorianitelaimaginas

En cuanto a San Baudelio, los lugares donde se conserva este topónimo o iglesias con esta advocación, parecen seguir una ruta desde Barcelona, Soria, Valle del Duero, hasta llegar a Zamora y Salamanca. En Soria, la ermita mozárabe de San Baudelio de Berlanga está junto a los restos de un monasterio y una necrópolis, al menos del siglo X. En Samboal (Segovia), cuya iglesia esta dedicada a San Baudelio, existio un convento benedictino que pasó a depender de la Orden de Cluny, tras la conquista por Alfonso VI.

Benito de Aniane nació en la antigua Septimania y se llamaba Witiza. Era hijo de un conde visigodo llamado Aigulfo y se educó en la corte de Carlomagno. Adaptó la regla de San Benito de Nursia a las circunstancias de la época. Los benedictinos se expandieron por Europa fundando monasterios bajo la autoridad de un abad, que tenía independencia respecto a su lugar de origen. En la práctica el abad se convertía en el jefe de una comunidad.

En Samboal (Segovia) se sabe que hubo un monasterio anterior a la expansión de Alfonso VI y poco más. Sin embargo, lo más llamativo en esta zona son los topónimos. Los pueblos que tienen la terminación de «añe»: Añe, Miguelañez, Chañe… Esta terminación puede proceder de «Aniane». También Álvar Fáñez tuvo algo que ver con esta zona. Por otra parte son muy frecuentes las iglesias y ermitas dedicadas a San Benito.

 

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Bosque de Valsaín. Foto: Exposición «Nuestras Montañas» CENEAM de Valsaín

Cuenta la leyenda de San Baudelio en Nimes, que sus restos fueron enterrados en un lugar llamado Valsainte, cercano a bosques y fuentes, donde ya existía una comunidad cristiana. El pueblo de Valsaín (Segovia) es un lugar de leyendas. Existió un palacio de caza construido por Juan II sobre una torre anterior de Alfonso XI. Enrique IV construyó una fortaleza y, en el mismo lugar, Felipe II proyectó un palacio. Desde entonces el palacio se fue deteriorando hasta el incendio del año 1686. El pueblo ocupa el lugar del palacio y descansa sobre un entramado de pasadizos y túneles subterráneos. Esta circunstancia ha dado lugar a leyendas e historias. De las ruinas de un antiguo edificio en el bosque, se dice que fue un monasterio relacionado con la Orden del Temple.

 

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Elefante. Pinturas de San Baudelio de Berlanga. Museo del Prado

Una de estas leyendas hace referencia al lugar llamado «La Boca del Asno«, junto al río Eresma. Está recogida en un libro titulado «Leyendas de Valsaín» escrito el siglo XIX. Según se cuenta en este libro, un alcalde fue a dar un discurso a la orilla del río, en un lugar a la entrada de una cueva. Era una persona capacitada para su cargo, pero, como era muy tímido, no le salían las palabras ante la multitud que había reunida. Estando allí, sin poder hablar, surgió de la cueva un burro, que empezó a rebuznar sonoramente. Las gentes empezaron a reír y a aplaudir , incluso el alcalde, que superó la vergüenza y pudo finalmente pronunciar su discurso.

La boca de una cueva era el lugar donde los líderes, en la Antigüedad, se dirigían al pueblo, o a la tribu. La Curia, en la Roma primitiva, se reunía a la entrada de una cueva. La arquitectura reproduce aquella forma original. No es difícil que un líder nos lleve a la vida o a la muerte dependiendo de lo que diga, por eso posiblemente se situaban a la entrada de la cueva, en el límite entre la vida y el «más allá». El ábside de una iglesia reproduce también la forma circular de una cueva. La palabra «cura» puede hacer referencia a que hablaban a la entrada de una cueva. El verbo «curar»significa que se escapa de la muerte. El asno, la mula o el caballo, tienen, entre otros significados, una relación con el «más allá» y el mundo de los muertos.

Puesto que hablamos de esta palabra, vamos a permitirnos un pequeño inciso, para referirnos al artículo anterior de Mona Lisa, para traducir otra vez «cua reg non» que es lo que dijo o pensaba esta mujer. Puede ser «la verdad es que no soy un rey».

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San Baudelio y San Nicolás. Ermita de san Baudelio de Berlanga. Foto: Flirck, Javier1949

 

Volviendo a la «Tierra de Aniane«, es posible que, a finales del siglo XI, hubiera un conflicto con los abades de los antiguos monasterios, puesto que esta zona había mantenido una cierta independencia. Así, entenderíamos la letra de esta jota castellana: Ay Chatún, Chatún, Gomezserracín, el Campo, el Arroyo y a Chañe a vivir… «Chatún» significa «lugar de tumbas» o «una casa para los muertos». En este pueblo hay una ermita dedicada a San Benito y un despoblado medieval llamado «Los Añez». En Chañe, les dieron una casa para vivir. El monasterio de Aniane se trasladó a este pueblo, donde ocuparían un monasterio benedictino, desde finales del siglo XI, sometido a la autoridad de la Orden de Cluny.  Como banda sonora del traslado, desde Samboal a Chañe, podemos poner una composición tradicional, bastante bonita, «La Mudanza de Chañe«.

Pasara lo que pasara, podemos confiar en que, San Benito, desde el cerro que lleva su nombre en la Sierra de Guadarrama, ha anotado todo en sus libros.

 

Las leyendas del Pinar de Valsaín, por F.R. Impreso en Segovia por Segundo Rueda, 1879